2013-07-27

La Gripe Porcina, los Virus y el Límite de la Evolución —Casey Luskin.


Una actualización al respecto: El 4 de mayo de 2009, el New York Times, como era de esperar quizas, salió con una noticia titulada "10 Genes, FuriouslyEvolving", en la que presentaba a la gripe porcina como un ejemplo de evolución. Paralelamente, el website LiveScience.com, fanáticamente evolucionista, abre un artículo sobre la gripe porcina burlándose de los escépticos del Darwinismo: "Cualquiera que piense que la evolución es para bobos no le debería tener miedo a la gripe porcina, porque si no existe tal cosa como la evolución, entonces no hay tal cosa como una nueva cepa de la gripe porcina infestando gente". Como se discute en el artículo de Luskin abajo, tal afirmación es una crítica barata y errónea, y que tergiversa la posición de los escépticos del Darwinismo.

Hace unos años, los medios de comunicación explotaban sembrando miedo acerca del virus de la gripe aviar, lo que me llevó a escribir un post titulado Gripe Aviar: ¿Un Ejemplo de Evolución? En ese momento, no estaba claro si la gripe aviar podría evolucionar y "saltar" hacia una forma muy virulenta que fácilmente infectara humanos. Una vez dado el salto, llegamos a ver un tipo de evolución en donde los virus intercambian material genético en un proceso conocido como "redistribución" y gracias al cual pueden infectar más fácilmente a huéspedes nuevos, como los humanos. Así como lo explique en ese momento:

Así, nuestra lucha para combatir la gripe aviar es, sin duda, una lucha contra la evolución. La pregunta es, ¿se ha producido un incremento neto en la información genética a través de esta "evolución"? La gripe aviar es esencialmente el intercambio de genes —pero sus genes probablemente vinieron de otros virus preexistentes.

Si usted ha leído las noticias últimamente, está al tanto de que muchos se encuentran actualmente preocupados por la amenaza del virus de la gripe porcina. En este caso, estamos viendo exactamente el mismo tipo de evolución. Como se explica en un artículo de Physorg.com, este virus nuevo tiene componentes de ave, cerdo y humanos:

Los cerdos son bien conocidos por ser crisoles para la mezcla de virus, capaces hospedar cepas de la gripe que normalmente son específicas para cerdos, aves y seres humanos. Cuando están presentes en el mismo animal, estos virus son capaces de intercambiar genes tan pronto como se repliquen, lo que puede dar lugar a una nueva cepa, y esta a su vez puede saltar la barrera de especie, hacia los humanos.

En el mejor de los casos, este nuevo virus de la gripe porcina representa a un virus que se compone de genes preexistentes que han sido intercambiados produciéndose así una nueva "mezcla" del virus de la gripe porcina. Esto es, por supuesto, "evolución", cuando la entendemos simplemente como "cambio en el tiempo", pero no involucra la emergencia de genes nuevos.

En su libro de 2007, The Edge of Evolution, Michael Behe remarcó que a pesar de nuestros intentos de eliminar a las bacterias y virus que causan enfermedades, algunos de estos organismos pueden evolucionar a través de la selección darwiniana para evadir nuestras estrategias de lucha contra la enfermedad. Pero a pesar de esta evolución, no han dejado de ser bacterias y virus —con muy poco cambio neto de por medio. Tal como Behe escribe:

En efecto, los trabajos realizados sobre la malaria y el SIDA demuestran que a pesar de que existen distintos procesos no inteligentes en la célula —los que se han descubierto hasta ahora y los que no—  en el mejor de los casos pueden producir un beneficio muy limitado, ya que no existe tal proceso capaz de hacer magia. Es muy importante darse cuenta de que no se han colocado limitaciones artificiales en los tipos de mutaciones o procesos  que los microorganismos podrían experimentar en la naturaleza. Nada —ni mutaciónes puntuales, deleciones, inserciones, la duplicación de genes, transposiciones, la duplicación del genoma entero, auto-organización, ni cualquier otro proceso aún por descubrir — es de mucha utilidad. (Behe, The Edge of Evolution, pg. 162).

Del mismo modo, le hemos escrito en respuesta a David Hillis que la evolución de ciertos virus de la gripe representa un grado insignificante de evolución:

Para demostrar aún más la supuesta relevancia de la evolución, Hillis explica cómo las mutaciones en una proteína particular del virus de la gripe le permiten no ser detectado por el sistema inmunológico, afirmando que "el análisis filogenético ... es una herramienta fundamental para el desarrollo de vacunas contra la gripe todos los años" y que "el conocimiento de la evolución ayuda a salvar millones de vidas todos los años." Si bien no hay duda de que la evolución de la gripe es un fenómeno real, tenemos que hacer ciertas preguntas cruciales: ¿De qué magnitud de evolución estamos hablando? ¿Puede este tipo de "evolución" extrapolarse para explicar de forma legítima los cambios evolutivos a gran escala? En otras palabras, si enseñamos este tipo de evolución ¿debemos enseñar también que el mismo fenomeno es responsable del cambio macroevolutivo a gran escala que podría explicar el origen de las características biológicas complejas, como los nuevos planes corporales?

 La respuesta es clara: no. La verdad es que las mutaciones en la molécula de hemaglutinina sobre la cual dio testimonio el Dr. Hills representan cambios a pequeña escala en un número limitado de aminoácidos y en un dominio de la proteína, que no cambian la función de esa proteína para el virus (esta reside en la superficie de los virus y su función es la de unir el virus a la célula infectada). Ninguna de las observaciones del Dr. Hillis altera el hecho de que el virus de la gripe sigue siendo un virus prácticamente idéntico después de los cambios microevolutivos que describe. Se pueden salvar vidas mediante el estudio de los cambios de aminoácidos funcionalmente triviales en esta proteína, pero no es debido al conocimiento de cualquier tipo de evolución que se puede explicar el origen de especies y planes corporales novedosos.


En efecto, tan pronto como el sistema inmunitario produzca un anticuerpo que pueda compatibilizar con la molécula de hemaglutinina de cierto virus de la gripe, tal virus puede ser detectado con eficacia por su huésped. Puesto que es reconocido fácilmente por nuestro sistema inmune, existe una fuerte presión selectiva sobre la proteína hemaglutinina lo que convierte la situación en un problema significativo para el virus. El juego del gato y el ratón entre el sistema inmunológico de los vertebrados superiores y las proteínas virales ha estado sucediendo desde hace casi incontables generaciones. Si los virus pudiesen funcionar sin la proteína hemaglutinina, la evolución la habría desechado hace tiempo. Mucho, mucho, mucho tiempo. Pero no fue así. Existen límites para la evolución, y estamos ante la presencia de aquellas restricciones que existen para la evolución viral.

Es una buena noticia el hecho de que existan límites para la evolución, porque nuestras estrategias para combatir la influenza dependen de que el virus que la provoca siga siendo un virus. Esto permite que las medidas preventivas que se toman funcionen de forma exitosa al ser implementadas, que se sigan desarrollando vacunas utilizando técnicas de cultivo de virus de la gripe, y  que se pueda seguir tratando a pacientes que sufren de la infección con fármacos como el Tamiflu. En otras palabras, los cambios increíblemente triviales de los que el Dr. Hillis estaba comentando son de cierta importancia, pero es evidente que no construyen la idea que él estaba tratando de construir: Nos basamos en los límites de los procesos evolutivos para combatir la gripe, no la supuesta capacidad de la evolución de generar nuevas características biológicas.

¿Cuál es el origen evolutivo de los virus?

La evolución al parecer es significativamente limitada, y no obstante, podemos llegar a observar una serie de complejos micro-killers como virus. En primer lugar ¿cómo surgieron los virus? Después de revisar algunas de las ideas vagas, especulativas, y sin detalle sobre cómo podrían haber surgido los virus, un artículo en Scientific American admitió el año pasado, "Al final del día, sin embargo, a pesar de todos sus rasgos comunes y habilidades únicas para copiar y difundir sus genomas, los orígenes de la mayoría de los virus tal vez lleguen a permanecer por siempre oscuros".


Autor: Casey Luskin. Es abogado, con estudios de postgrado en ciencia y leyes. Obtuvo su B.S. y M.S. en Ciencias de la Tierra de la Universidad de California en San Diego. Su Licenciatura en Derecho la obtuvo en la misma universidad. Trabaja en el Discovery Institute como Coordinador del Center for Science and Culture. Anteriormente, realizó una investigación geológica en la Scripps Institution for Oceanography (1997-2002).

Traducción: Daniel Alonso. Estudia Licenciatura Ciencias Biológicas en UNT (Universidad Nacional de Tucumán), Argentina. 

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