Los oponentes del DI a menudo intentan desacreditar a nuestra
teoría catalogándola de ser un “argumento hecho a partir de la falta de
conocimiento”, también conocido como “argumento de la ignorancia”. Lo que
sugieren suena parecido a esto:
1. El DI consiste en nada más que la afirmación de que las fuerzas materiales no-dirigidas son insuficientes para explicar el origen ya sea de la complejidad irreductible (CI) o la complejidad especificada (CE) que se encuentran en los seres vivos. 2. Esta afirmación puramente negativa es un típico argumento de la ignorancia y obviamente invalido. Según nuestros detractores es lógicamente falso afirmar que nuestra ignorancia actual (es decir, nuestra "falta de pruebas ") con respecto a cómo las fuerzas materiales no-dirigidas pueden explicar ya sea la CI o la CE encontradas en los seres vivos, signifique que no existe tal evidencia. En otras palabras, nuestra ignorancia presente de una causa material para la CI y la CE no es evidencia de que no existe tal causa.
Esta réplica al DI falla por, al menos, dos razones. En primer lugar, el DI no es, como sus oponentes sugieren, un argumento puramente negativo de que las fuerzas materiales son insuficientes como para generar CI y CE. En sus raíces el DI es una conclusión abductiva (es decir, la inferencia a la mejor explicación) sobre los datos. Esta conclusión puede establecerse de la siguiente manera:
1. Los seres vivos presentan CI y CE.
2. No se ha demostrado de que las fuerzas naturales hayan producido por sí mismas CI y CE.
3. Los agentes inteligentes producen de forma rutinaria CI y CE.
4. Por consiguiente, sustentados en la evidencia que tenemos delante de nosotros, la mejor explicación para la presencia de CI y CE en los seres vivos es que son el resultado de la acción de un agente inteligente.
1. El DI consiste en nada más que la afirmación de que las fuerzas materiales no-dirigidas son insuficientes para explicar el origen ya sea de la complejidad irreductible (CI) o la complejidad especificada (CE) que se encuentran en los seres vivos. 2. Esta afirmación puramente negativa es un típico argumento de la ignorancia y obviamente invalido. Según nuestros detractores es lógicamente falso afirmar que nuestra ignorancia actual (es decir, nuestra "falta de pruebas ") con respecto a cómo las fuerzas materiales no-dirigidas pueden explicar ya sea la CI o la CE encontradas en los seres vivos, signifique que no existe tal evidencia. En otras palabras, nuestra ignorancia presente de una causa material para la CI y la CE no es evidencia de que no existe tal causa.
Esta réplica al DI falla por, al menos, dos razones. En primer lugar, el DI no es, como sus oponentes sugieren, un argumento puramente negativo de que las fuerzas materiales son insuficientes como para generar CI y CE. En sus raíces el DI es una conclusión abductiva (es decir, la inferencia a la mejor explicación) sobre los datos. Esta conclusión puede establecerse de la siguiente manera:
1. Los seres vivos presentan CI y CE.
2. No se ha demostrado de que las fuerzas naturales hayan producido por sí mismas CI y CE.
3. Los agentes inteligentes producen de forma rutinaria CI y CE.
4. Por consiguiente, sustentados en la evidencia que tenemos delante de nosotros, la mejor explicación para la presencia de CI y CE en los seres vivos es que son el resultado de la acción de un agente inteligente.
La segunda razón por la que falla la objeción de nuestros
detractores de un supuesto diseño inteligente basado en un "argumento de
la ignorancia", es que su sugerencia de que el DI depende de la ausencia
de evidencia para existir es falsa. De hecho, el DI está sustentado en la
evidencia de ausencia. En su Introduction
to Logic, Irving Copi Marmer escribe acerca de la evidencia de ausencia de
la siguiente manera:
“En algunas circunstancias se puede asumir con seguridad que si se hubiera producido un evento determinado, la evidencia de tal podría ser descubierta por investigadores calificados. En tales situaciones es perfectamente razonable tomar la ausencia de pruebas de que se produzca tal evento como prueba positiva de su no ocurrencia” [1].
¿Cómo se aplica esto a la afirmación neodarwinista de que
las fuerzas materiales no-dirigidas pueden producir CI y CE? Charles Darwin
publicó su Origin of Species en 1859.
En los últimos 155 años desde que fue publicado, literalmente, decenas de miles
de investigadores altamente calificados han trabajado febrilmente tratando de
demostrar que las fuerzas materiales no-dirigidas pueden producir CI y CE. Ellos
han fracasado.
¿Se ha realizado alguna investigación razonable por
investigadores calificados? De todo tipo. ¿Se ha demostrado en 155 años de
investigaciones cómo es que las fuerzas materiales no-dirigidas pueden generar
CI o CE? No se ha hecho.
Por lo que yo puedo ver, hay dos y sólo dos respuestas
que los darwinistas pueden dar a este argumento:
1. La investigación no ha sido razonable o razonablemente
larga.
2. Danos más tiempo; la respuesta está a la vuelta de la
esquina.
La respuesta 1 es absurda. Si miles de investigadores que
trabajan durante más de 150 años no constituyen una investigación razonable, el
término "investigación razonable" pierde todo significado.
La respuesta 2 es más de lo mismo: pagarés darwinistas
que recibimos todo el tiempo.
Autor: Barry Arrington. Obtuvo el B.B.A. en 1983, de la Universidad
de Texas en Arlington, y luego su título de abogado en 1986 de la misma
universidad. Fue miembro de la Cámara de Representantes de Colorado desde 1997
hasta 1998, y cofundador de la Academia Jefferson, una de las escuelas autónomas
de mayor éxito en el estado.
Traductor: Daniel Alonso - Estudia
Licenciatura en Ciencias Biológicas en la
UNT ,
Argentina.
REFERENCIAS:
[1] Introduction
to Logic, Copi, 1953, Pag. 95
3 comentarios :
A mi entender, se podría llegar a la misma conclusión, de una forma quizá más directa, acudiendo al principio jurídico clásico de la "carga de la prueba" (onus probandi). Éste principio dice básicamente: "lo normal se presume, lo anormal se prueba". En el caso que nos ocupa, lo normal es que la CI y la CE sean producto de una inteligencia, puesto que esto es lo que el hombre ha observado invariablemente desde el principio de los tiempos, en los sistemas construidos por él mismo. Lo claramente "anormal", lo que nunca jamás se ha observado, ni está documentado en forma alguna, es que el azar, en combinación con las leyes físico-químicas, genere sistemas de este tipo, en los cuales la finalidad se encuentra más allá de las funciones básicas de cada componente. Esta "anormalidad", que atenta contra el corpus de experiencias y observaciones atesorado por la Humanidad a lo largo de toda su Historia, es la que soporta aquí en exclusiva la carga de la prueba. Mientras el neodarwinismo no aporte al menos UN caso de aparición espontánea de CI y/o CE, en cualquier ámbito de la experiencia (que no se deba a una simple recombinación de elementos preexistentes, como en el experimento de Lenski, y otros similares), la presunción del Diseño seguirá ocupando el lugar que por Lógica le corresponde. Desde este punto de vista, el DI no es una "hipótesis" (ni, por supuesto, una "falacia"), sino un conocimiento que se desprende de la naturaleza misma de las cosas.
Esa es la cuestión, Carlos Alonso, pero ellos niegan que a priori haya motivos para pensar que los seres vivos son algo diseñado. Para mi, igual que para ti y, como diría Descartes, para todo espíritu atento, los seres vivos están obviamente diseñados y quien afirme algo tan sorprendente como que no, tiene que dar pruebas clarísimas e indisputables de lo contrario.
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