A fin de determinar qué tipo de cambios genéticos
necesita la macroevolución, uno primero debe aclarar cuál es la característica
clave de los organismos biológicos que la macroevolución debe explicar. Un
organismo es más que la suma de sus estructuras individuales. En las
discusiones sobre evolución biológica, con frecuencia se erra sobre este punto
debido a que se imagina a la evolución como si la tal avanzase a través de ventajas
acumulativas. Pero los organismos no son meramente un conjunto de ventajas
acumuladas. Para que una habilidad orgánica funcione exitosamente se requiere de
un paquete adaptativo completo, es decir, un conjunto de estructuras que están
delicadamente coordinadas unas con otras a fin de facilitarle la supervivencia
al organismo. El desafío para la macroevolución es traer a la existencia tales
paquetes adaptativos.
Un excelente ejemplo de paquete adaptativo es la jirafa.
Lo que más le impresiona a la gente sobre la jirafa es su largo cuello. El
mismo Darwin le prestó atención el cuello de la jirafa. En el Origen de las Especies él escribe:
“La jirafa, por su estatura sobresaliente, su cuello elongado, patas delanteras, cabeza y lengua, tiene una estructura entera y bellamente adaptada para alimentarse de las ramas altas de los árboles. De allí que puede obtener alimento más allá del alcance de otros Ungulata o animales ungulados que habitan en su mismo ambiente y esto le confiere una ventaja notable…”. (1)
Sin embargo, la ventaja aparente de tener un cuello largo que
le permitiría “alimentarse de las ramas altas de los árboles” no es tan evidente
como Darwin lo veía. Tengase en cuenta que el cuello de la jirafa hembra es en
promedio 2 pies más corto que el del macho. Si verdaderamente se necesitó un
cuello largo para alcanzar la altura de la vegetación, entonces las hembras
habrían padecido hambre hasta morir y la jirafa se habría extinguido.
Darwin correctamente caracterizó a la jirafa como
“bellamente adaptada,” pero no tuvo la información suficiente como para
apreciar la completa extensión y refinamiento de sus adaptaciones. Observe a
algunas jirafas que beben y se alimentan en el zoológico, y se anoticiará de
que no solo levantan sus cabezas para comer hojas en las partes más altas de
los arboles sino que también bajan sus cabezas hacia el suelo para comer pasto
y beber agua (véase la figura 2.7). Debido a la longitud de sus patas, se
podría decir que las jirafas necesitan de un largo cuello no tanto para
alcanzar las copas de los árboles (las cuales no son la única fuente de
vegetación en muchos terrenos) como para alcanzar el suelo y poder beber agua.
La jirafa engloba un paquete adaptativo integrado cuyas
partes se encuentran delicadamente sincronizadas unas con otras. Para adaptarse
exitosamente a su nicho, probablemente la jirafa preciso de la adquisición de
patas largas. Pero ante el advenimiento de patas largas precisó también de un
cuello largo. Y para poder utilizar este cuello característico, fueron
necesarias adaptaciones ulteriores. Cuando la jirafa permanece con su postura
erguida, la presión sanguínea en las arterias del cuello llega a ser más alta
en la base del mismo que en su parte distal, es decir, a la altura de la
cabeza. La presión sanguínea producida por el corazón debe ser extremadamente
elevada a fin de que la sangre pueda alcanzar la cabeza. Para ello, a su vez,
precisa de un corazón lo suficientemente fuerte. Cuando la jirafa inclina su
cabeza hacia el suelo se encuentra en una situación potencialmente dañina. Al
bajar su cabeza entre las patas frontales, ejerce una gran presión sobre los
vasos sanguíneos del cuello y la cabeza. La presión sanguínea (que ya era
elevada antes gracias al corazón) junto con el peso de la sangre en el cuello
puede producir tanta presión en la cabeza que de no ser por cierta
“salvaguardia” adicional los vasos sanguíneos reventarían.
Sin embargo, tal salvaguardia está en su lugar lista para
actuar. El paquete adaptativo de la jirafa incluye un sistema coordinado de
control de presión sanguínea (véase la figura 2.8). Sensores de presión
distribuidos a lo largo de las arterias del cuello monitorean la presión
sanguínea y pueden activar vía señal otros mecanismos para contrarrestar
cualquier incremento en la presión tan pronto como la jirafa bebe o pasta. La
contracción de las paredes arteriales, la capacidad de derivar el flujo
sanguíneo evitando que este pase por el cerebro, y una red de pequeños vasos
sanguíneos entre las arterias y el cerebro (la rete mirabile), todo controla la presión sanguínea en la cabeza de
la jirafa. Las adaptaciones de la jirafa no ocurren en aislamiento sino que
presuponen otras adaptaciones, las que en sumatoria deben estar cuidadosamente
coordinadas en un organismo único y altamente especializado.
En resumen, la jirafa no representa una mera colección de
rasgos aislados sino más bien un paquete de rasgos interrelacionados. Exhibe un
diseño generalizado que integra a todas sus partes en un solo sistema
funcional. ¿Cómo surgió tal paquete adaptativo? De acuerdo con la teoría
neo-Darwiniana, la jirafa ha venido evolucionando hasta la actualidad mediante
la acumulación de cambios genéticos aleatorios e individuales que fueron
zarandeados y preservados de forma gradual por la selección natural. ¿Pero cómo
podría tal proceso gradual en el cual las mutaciones y la selección actúan de
repente sin tener alguna visión del beneficio futuro del organismo, traer a la
existencia un paquete adaptativo,
especialmente cuando las partes que constituyen tal conjunto son inútiles, o
incluso perjudiciales, hasta que el paquete entero este puesto en su lugar? Ese
es el problema con los paquetes integrados —son paquetes que no ofrecen ningún
beneficio hasta que el conjunto entero está colocado en su lugar de acción (2)
(véase la figura 2.9).
Para estar seguros, los cambios genéticos al azar pueden
explicar adecuadamente cambios que ocurran en un caracter relativamente
aislado, como lo es el color del organismo. Pero cambios más significativos,
tales como la evolución de la jirafa a partir de un animal con patas y cuello
cortos, requeriría un extenso conjunto de adaptaciones coordinadas. El complejo
sistema circulatorio de la jirafa tuvo que aparecer al mismo tiempo que su
cuello largo o de lo contrario el animal no habría sobrevivido. Si los
elementos diversos del sistema circulatorio hubiesen aparecido antes de cuello
peculiar, estos habrían sido inútiles o perjudiciales. Esta interdependencia en
las estructuras sugiere un diseño que es capaz de anticipar todos los
requerimientos de ingeniería de aquellos organismos como la jirafa.
La literatura biológica está llena de ejemplos de
paquetes adaptativos. Algunos organismos, como los artrópodos (un grupo que incluye
a cangrejos y langostas modernas), incluso aparecieron con sus paquetes
adaptativos intactos durante la explosión cámbrica. El fenómeno del cámbrico está
caracterizado por la aparición brusca en el registro fósil de numerosos
animales pluricelulares que exhiben diversos planes corporales. Para la mayoría
de estos animales, la evidencia de ancestros fósiles está completamente ausente
(con una o dos excepciones, no existen precursores cámbricos conocidos). Lo
sorprendente es que estos organismos aparecieron formados completamente como
paquetes adaptativos integrados.
Como siempre, la microevolución no es la cuestión aquí.
Las poblaciones de polillas que durante sucesivas generaciones cambiaban de
color o los mosquitos que exhiben resistencia al DDT son citados como ejemplos
de evolución por selección natural pero estos casos solo ilustran cambios
pequeños en la frecuencia de los genes en las poblaciones. Un cambio en el
color dominante de las polillas no requiere nueva información genética porque
los alelos (genes variantes) ya se
encuentran presentes en la población. En contraste, cambios mayores requieren
adaptaciones coordinadas, las cuales a su vez requieren de cantidades
importantes de información genética nueva y funcional. Cuando apreciamos correctamente
los requerimientos informacionales incluso para el origen de una estructura
biológica modesta, y mucho más para el origen de un paquete adaptativo mayor,
podemos ver entonces qué dificultad representa para aquellos mecanismos ciegos
como las mutaciones y selección natural lograr producirlos.
De acuerdo con E. J. Ambrose, la presión selectiva del
ambiente es muy general para las demandas de la evolución: “El tipo de mensaje
que el ambiente físico o biológico le puede transmitir al organismo, que se
encuentra en el proceso de adquisición de nueva información, es extremadamente
simple, del tipo sí o no tal como “¿Puedo encontrar alimento en la parte más
alta de la colina, o no?”” (3) Sin embargo, información simple como esta,
incluso cuando es acumulada a lo largo del tiempo, no llega a constituir
aquella información intrincada e integrada que se necesita para coordinar los cambios
numerosos que deben ocurrir para que se originen nuevas estructuras biológicas
complejas o planes corporales. Para evolucionar paquetes adaptativos nuevos,
las poblaciones deben enfrentarse a un desafío pertinente a la información.
Una forma de ver este desafío es a través del fenómeno de
inercia filogenética. La inercia
filogenética denota a aquella tendencia de las poblaciones a mantener un
término medio en la morfología como también un grado limitado de variabilidad
en relación a esa media poblacional. ¿Cómo pueden las mutaciones superar la
inercia filogenética a fin de evolucionar nuevos paquetes adaptativos? No está
claro de que puedan. Una mutación cromosómica puede intercambiar partes de
secuencia génica. Pero no existe evidencia de que tales genes “nuevos” puedan
proveer una acumulación uniforme de caracteres (y ni hablar de su coordinación)
que la selección natural requiere para hacer que la evolución Darwiniana sea
efectiva. Las mutaciones cromosómicas meramente involucran la mezcla o baraje
de genes ya existentes.
La única forma conocida de introducir nueva información
genética en el genoma es a través de mutaciones que alteren las bases de los
genes individuales. Esto es diferente a la mutación cromosómica, en la cual
secciones de ADN son duplicadas, invertidas, perdidas, o movidas hacia otro
lugar dentro de la molécula de ADN. Las mutaciones puntuales no solo reordenan
sino que fundamentalmente alteran la estructura de estos genes preexistentes.
Tales mutaciones resultan de los errores al azar que ocurren en el ADN y se
intensifican a través de la exposición al calor, los químicos o la radiación.
¿Podrían las mutaciones cromosómicas y las mutaciones
puntuales en tándem producir el material bruto requerido para el cambio
evolutivo? Como el recurso primario de la novedad evolutiva en la teoría neo-Darwiniana
son las mutaciones, las mismas han sido estudiadas intensivamente durante la
última mitad del siglo pasado.
La mosca de la fruta es un ejemplo de ello. Su genoma
fácilmente manipulable y su ciclo de vida corto le permite a los científicos observar
y realizar un seguimiento durante varias generaciones (véase la figura 2.10).
Como resultado, ha sido el objeto de numerosos experimentos. A través del
bombardeo con radiación a fin de incrementar la tasa de mutaciones, los
científicos ahora tienen una dulce idea acerca de qué tipo de mutaciones pueden
ocurrir.
No existe evidencia de que las mutaciones en la mosca de
la fruta hayan creado estructuras nuevas. Las mutaciones meramente alteran las
estructuras existentes. Por ejemplo, las mutaciones llegaron a producir alas
estropeadas, de gran tamaño o muy reducidas. En otras ocasiones produjeron un
set doble de alas (uno de los sets es no funcional y por consiguiente deletéreo
para el organismo). Pero no crearon ninguna clase nueva de ala. Las mutaciones
también produjeron monstruosidades en algunos casos, como moscas con patas
creciendo en el lugar en donde supuestamente deberían encontrarse las antenas,
una condición catalogada como Antennapedia
(véase la figura 2.11). Pero incluso esas monstruosidades son reordenamientos
de estructuras existentes, aunque de una forma bizarra. Tampoco ha habido
mutaciones que transformen a la mosca de la fruta en una nueva clase de
insecto. Los experimentos simplemente produjeron variaciones en la mosca de la
fruta.
En conclusión, para generar un paquete adaptativo se
requiere no de cambio gradual descoordinado, sino de un cambio sistemático e
integrado. Además, la fuente de tal cambio debe impartir cantidades
significativas de información funcional novedosa dentro de un organismo. Sin
embargo, no existe evidencia de que tal información pueda ser el resultado del
juego alternado de las mutaciones y la selección. En efecto, no existe
evidencia que la reduzca simplemente a materia y energía. Como lo remarcó
Norbert Wiener, uno de los fundadores de la teoría de la información:
“Información es información, no materia y energía. Ninguna clase de
materialismo que no admita esto puede llegar a sobrevivir a esta altura del
partido”. (4) Al igual que la información de esta página impresa se diferencia
de la tinta y el papel que constituye la página, así también la información en
los sistemas biológicos es distinta a sus constituyentes materiales. ¿Cuál es
la fuente de información que se requiere para construir paquetes adaptativos? Al
igual la información escrita en los mensajes y sistemas de ingeniería, la única
fuente conocida capaz de generar información tal como la observamos en los
sistemas biológicos es la inteligencia.
Autores: William Dembski -Tiene un Ph.D. en filosofía (Universidad de Illions en Chicago) y un Ph.D. en matematica (Universidad de Chicago). Es uno de los principales teóricos del Diseño Inteligente y ha escrito varios libros sobre la temática. Es autor del primer libro del Diseño Inteligente publicado por una editorial universitaria renombrada:The Design Inference: Elimitating Chance Through Small Probabilities. (Cambridge University Press, 1998). Es investigador del Discovery Institute.
- Jonathan Wells - Tiene un Ph.D. en biología celular y molecular de la Universidad de California en Berkeley. Actualmente es uno de los principales investigadores del Discovery Institute.
REFERENCIAS:
(1) Darwin,
Origin of Species, 6th edition, ch.
7.
(2) Como lo veremos en el capítulo 6, el mismo problema
se repite a nivel molecular. Ahí los paquetes adaptativos toman la forma de
máquinas moleculares irreduciblemente complejas.
(3)
Ambrose, Nature and the Origin of the Biological
World, p. 140-141.
(4)
Norbert Wiener, Cybernetics: or Control
and Communication in the animal and the Machine, 2ed (Cambridge, Mass.; MIT
Press, 1961), 132.
2 comentarios :
Gracias por asumir el riesgo de apoyar y difundir el Diseño Inteligente en la Argentina. Con el correr del tiempo creo que su triunfo será arrollador. Me gusta llamarlo como ciencia del más estricto sentido común y la más estricta lógica matemática. La batalla contra las ideologías anti-científicas como el darwinismo va a ser muy dura, pero sabemos que el peso de la evidencia suele imponerse en todas las áreas científicas, a la larga o a la corta.
Así es colega. Nos gustaría que se una al grupo de Facebook asi esta al tanto de nuestras discusiones y se menatiene en contacto con nosotros. En la parte lateral derecha del articulo encontrará un cartel que dice "Nuestro Grupo". Hágale click!
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