Para ver la parte 1 de esta serie sobre la evolución de los genes, escrita por Casey Luskin, haz Click Aquí.
Buscando a Darwin en los lugares incorrectos.
A través de apelaciones vagas a mecanismos como la "duplicación génica", el "re-ordenamiento", y la "selección natural", los defensores de la evolución neo-Darwiniana tratan de esconder el hecho de que en realidad carecen de explicaciones para el origen de la información genética funcional. Estos mecanismos suelen inferirse a partir de pruebas circunstanciales, por ejemplo, las similitudes y las diferencias entre las secuencias de los genes, en donde previamente se ha asumido una historia evolutiva. Más importante todavía, es el hecho de que los cálculos que a menudo son referenciados por esos mecanismos casi nunca evalúan la probabilidad de ocurrencia de las mutaciones que producen los cambios genéticos en cuestión. En este sentido, se debe tener precaución cuando se checkean los datos que resultan de cálculos evolutivos del origen de un gen.
Un
artículo de PNAS publicado en 2007 por el biólogo evolutivo Michael Lynch va
directo al corazón de la cuestión. Lynch elabora una lista de mitos promovidos
por los biólogos, y él mismo llega a considerar un "mito" creer que la
"Caracterización de las diferencias interespecíficas en los niveles
moleculares y/o celulares es equivalente a la identificación de mecanismos evolutivos."
[1]
Por
supuesto, uno de los "mecanismos evolutivos" citados es la selección
natural, a la que comúnmente se recurre para explicar cómo un gen duplicado
adquiere una función nueva. Pero, ¿qué tipo de pruebas son suficientes para
demostrar que ha ocurrido una selección positiva, es decir, aquella selección
natural que actúa para preservar las mutaciones adaptativas? El Biólogo Austin
L. Hughes advierte que la mayoría de las inferencias de selección positiva se encuentran
basadas en análisis estadísticos cuestionables de los genes:
Un obstáculo importante para el avance ha sido la confusión sobre el papel de la selección (darwiniana) positiva, o sea, la selección natural que favorece las mutaciones adaptativas. En particular, han surgido problemas por la utilización generalizada de ciertos métodos estadísticos deficientemente concebidos para poner a prueba la selección positiva. Cada año se publican miles de artículos que sugieren evidencia de evolución adaptativa, basados solamente de análisis computacional, sin evidencia alguna en cuanto a los efectos fenotípicos de estas supuestas mutaciones adaptativas. [...] Contrariamente a la impresión generalizada, la selección natural no deja ninguna firma “inequívoca '' en el genoma; ninguna que sea detectable después de decenas o cientos de millones de años. Para aquellos biólogos que han sido formados bajo el pensamiento neo-darwiniano, es prácticamente axiomático que cualquier cambio adaptativo haya sido fijado como resultado de la selección natural. Pero es importante recordar que la realidad puede ser más complicada que los escenarios simplistas que a menudo se sugieren en los libros de texto. [...] En los últimos años la literatura evolutiva se ha llenado de afirmaciones extravagantes de selección positiva sobre la base sola de análisis computacional... Todo este ruido pseudo-Darwiniano ha sido realmente perjudicial para la credibilidad de la biología evolutiva como ciencia. [2]
Resumiendo,
los biólogos evolutivos comúnmente asumen que las mutaciones que cambian la
secuencia de las proteínas se han fijado por la selección natural, pero esta
hipótesis puede no ser cierta, ya que muchas de estas mutaciones son neutrales
y no confieren ventaja selectiva.
El
bioquímico Michael Behe ofrece otra razón para no inferir mecanismos
neo-darwinianos basándose meramente en la evidencia de la similitud de
secuencia:
Aunque es útil para la determinación del linaje o la descendencia... el solo comparar secuencias no puede demostrar cómo es que un sistema bioquímico complejo alcanza su función —la pregunta que más nos interesa en este libro. Por analogía, los manuales de instrucciones de dos modelos diferentes de ordenador puestos por la misma empresa pueden tener muchas palabras idénticas, frases e incluso párrafos, lo que sugiere una ascendencia común (quizás el mismo autor escribió ambos manuales), pero el hecho de comparar las secuencias de letras en los manuales de instrucciones nunca nos dirá si un equipo puede ser fabricado paso a paso a partir de una máquina de escribir. […] Al igual que los que analizan las secuencias, creo que la evidencia apoya fuertemente una ascendencia común. Pero la pregunta raíz sigue sin respuesta: ¿Qué fenómeno hace que se formen los sistemas complejos? [3]
Los
Darwinistas modernos dan relevancia a la evidencia de ancestria común y
erróneamente asumen que se trata de evidencia del poder de las mutaciones
aleatorias [4].
Muchos
artículos científicos que supuestamente demuestran la evolución de la
"información genética" no hacen más que identificar las similitudes
moleculares y las diferencias entre los genes existentes y luego contar una
historia evolutiva que implique duplicación, reordenamiento, y posterior
divergencia de los mismos, sobre la base de apelaciones vagas a una supuesta
"selección positiva". Pero nunca se explica exactamente cómo surgió
el gen. En lo que particularmente refiere a la cuestión de si las mutaciones azarosas
y selección natural no guiada son suficientes como para producir aquellos
cambios genéticos importantes, nunca se hace referencia de esto en los trabajos
científicos [5]. Estas publicaciones juegan el Jueguito de la Evolución Génica, un juego fácil de jugar, como
veremos en la próxima sección.
Para ver la parte 3 de esta serie sobre la evolución de los genes, escrita por Casey Luskin, haz Click Aquí.
Autor: Casey Luskin. Es abogado, con estudios de postgrado en ciencia y leyes. Obtuvo su B.S. y M.S. en Ciencias de la Tierra de la Universidad de California en San Diego. Su Licenciatura en Derecho la obtuvo en la misma universidad. Trabaja en el Discovery Institute como Coordinador del Center for Science and Culture. Anteriormente, realizó una investigación geológica en la Scripps Institution for Oceanography (1997-2002).
Traducción: Daniel Alonso. Estudia Licenciatura Ciencias Biológicas en UNT (Universidad Nacional de Tucumán), Argentina.
REFERENCIAS:
[1] Michael Lynch, "The frailty of
adaptive hypotheses for the origins of organismal complexity," Proceedings
of the National Academy of Sciences, Vol. 104:8597—8604 (15 de Mayo, 2007).
[2] Austin L. Hughes, "The origin of
adaptive phenotypes," Proceedings of the National Academy of
Sciences USA, Vol. 105(36):13193--13194 (Sept. 9, 2008) (Las citas internas
se han removido).
[3] Michael J. Behe, Darwin's Black
Box: The Biochemical Challenge to Evolution, pgs. 175-176 (Free Press,
1996).
[4] Michael J. Behe, The Edge of
Evolution: The Search for the Limits of Darwinism, pg. 95 (Free Press,
2007).
[5] Véase por ejemplo, "Limits on
Evolution" en http://ncseweb.org/creationism/analysis/extrapolations
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