Todos
pensábamos que los científicos eran libres de abordar cualquier cuestión, de
seguir cualquier tipo de investigación sin temor a represalias. Pero parece
ser que no es así.
La
vida del biólogo evolucionista Richard Stenberg se arruinó casi por
completo al extraviarse de la línea establecida mientras era editor de una
revista científica afiliada al prestigioso Museo Smithsoniano de historia
natural.
¿Cuál
fue el crimen del Dr. Stenberg? Permitir la publicación de un artículo en
el que otro científico, el Dr. Meyer, sugería que quizás el diseño
inteligente podría explicar cómo se originó la vida.
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