Figura 1 |
En El Origen de las
Especies Darwin argumentó que la mejor explicación para la homología es la
descendencia con modificación: "Si suponemos que un progenitor—el
arquetipo—de todos los mamíferos, aves y reptiles, tenía construida sus
extremidades en base a cierto patrón" [véase figura 1], entonces "el marco similar de
los huesos en la mano de un hombre, el ala de un murciélago, la aleta de la
marsopa, y la pata del caballo ... a la vez se podría explicar a través de la
teoría de la descendencia con modificaciones lentas y ligeras ". [2]
Darwin consideró la homología como una importante evidencia para la evolución, listándola
entre los hechos que "proclaman tan claramente, que las innumerables
especies, géneros y familias, con la que se puebla este mundo, son descendientes,
cada uno dentro de su propia clase o grupo, de padres comunes". [3]
Sin embargo, algunas estructuras similares no se
adquieren a través de un ancestro común, como vimos en el caso de los mamíferos marsupiales y placentarios. También hemos visto esto con el pulgar del panda—ya
que los biólogos no consideran el pulgar del panda gigante como relacionado por
ancestro común al pulgar del panda rojo. Asimismo, la estructura del ojo del
pulpo es muy similar a la estructura de un ojo humano [véase figura 2], sin embargo, los
biólogos no creen que el ancestro común de los pulpos y los seres humanos
poseía un ojo tal. Los Darwinistas ahora consideran a estas estructuras
similares como el resultado de la evolución convergente.
Para asegurarse de que sólo las estructuras heredadas de
un ancestro común serían denominadas homólogas, los seguidores de Darwin redefinen homología en el
sentido de similitud debido a la ascendencia común. Según Ernst Mayr, uno de
los principales arquitectos del neo-darwinismo, "Después de 1859 ha habido
una sola definición de homólogo que
tenga sentido biológico... Los atributos de dos organismos son homólogos cuando
derivan de características equivalentes que se encontraban en un ancestro
común" [4]
Sin embargo, incluso después de que se redefinió
homología, este término darwinista quedó incompleto al carecer de un mecanismo que
explique por qué las características homólogas habrían sido el resultado de
genes similares heredados a partir de un ancestro común. Los biólogos han
sabido por décadas que las características homólogas pueden surgir por genes
diferentes, y que los genes similares pueden ser la base de características no
homólogas. Así que el mecanismo que produce homología sigue siendo desconocido.
Por otra parte, si la homología se define como una similitud debido a la ascendencia común, este
planteo no puede ser utilizado como evidencia de un ancestro común, pues
entraríamos en un razonamiento en círculo. Recordemos el ejemplo de los
patrones óseos similares en las extremidades anteriores de los vertebrados, que
Darwin consideraba como prueba de la ascendencia común de los vertebrados. Un
neo-darwinista que quiere determinar si las extremidades anteriores de
vertebrados son homólogas debe primero determinar si derivan de un ancestro
común. En otras palabras, debe haber evidencia de un ancestro común antes de
que las extremidades se puedan considerar homólogas. Continuar argumentando que
los miembros homólogos indican a la ascendencia común crea un círculo vicioso:
la ascendencia común establece homología, que a su vez establece un ancestro
común.
Figura 2 |
Varios biólogos y filósofos han notado y criticado esta
circularidad. En 1945 JH Woodger escribió que la nueva definición fue
"poner a la carreta delante del caballo". [5] Alan Boyden señaló en
1947 que la homología neo-darwinista requiere "que conozcamos primero la
ascendencia y entonces decidamos cuales órganos o partes correspondientes" son
homólogos. "¡Como si pudiéramos
conocer la ascendencia sin las similitudes esenciales que nos guían!"
[6] Cuando el paleontólogo neo-Darwinista George Gaylord Simpson trató de usar
homología para inferir relaciones evolutivas, los biólogos Robert Sokal y
Sneath Peter lo criticaron por la "circularidad del razonamiento".
[7]
Aun así, muchos neo-darwinistas tratan de defender el uso
de homología a pesar de la acusación de circularidad. En 1966 Michael Ghiselin
señaló que la definición neo-darwinista no es circular, porque la homología no
se define en términos de sí misma. [8] Sin embargo, esto no resuelve el
problema, ya que si bien la definición en sí misma no es circular, el
razonamiento basado en esta lo es. Al año siguiente, David Hull sostuvo que el
razonamiento no es circular, sino simplemente un ejemplo del método científico
de “aproximación sucesiva". [9] Según Hull, los biólogos evolucionistas
empiezan por asumir una hipótesis particular de descendencia y luego usan las
similitudes para refinar la hipótesis. Pero el método—que los críticos del
momento han ridiculizado como un trabajo "a tientas"—, si es que
acaso funciona, es sólo asumiendo de que existe un ancestro común. Si en primer
lugar la pregunta fuera sobre si la teoría de Darwin es verdad, el método de aproximación
sucesiva de Hull no sería más que otro argumento circular. [10]
La polémica se ha desatado desde entonces. Los neo-Darwinistas
siguen defendiendo su conjunción de homología con ascendencia común, mientras
que los críticos objetan que se confunde una definición con una explicación, lo
cual lleva a un razonamiento circular. Así, el filósofo de la biología Ronald
Brady, uno de los críticos más abiertos del neo-darwinismo, observó: "Al construir
nuestra explicación dentro de la definición de la condición que debe ser
explicada, no planteamos una hipótesis científica sino una creencia. Estamos
tan convencidos de que nuestra explicación es cierta que ya no vemos ninguna
necesidad de distinguirla de la situación que estábamos tratando de explicar.
Esfuerzos dogmáticos de este tipo deben, finalmente, abandonar el reino de la
ciencia "[11]
Sólo hay tres maneras de evitar el razonamiento circular
que surge al definir y explicar de manera simultánea la homología en términos
de ancestros comunes:
1. Abrazar la definición neo-Darwinista de homología,
pero dejar de inferir ascendencia común a partir de ella—en otras palabras,
reconocer que la homología es el resultado de un ancestro común, pero que esta
no proporciona evidencia de ello. "Ascendencia común es todo lo que hay en
la homología"; por lo tanto
"homología es la consecuencia prevista y esperada de la evolución. La
homología no es evidencia de la evolución", escribió el biólogo David Wake
en 1999 [12]
2. Mantener la definición Darwinista de la homología como
una estructura similar, pero reconocer el hecho de que con esto se vuelve a
abrir la cuestión sobre si la ascendencia común es la mejor explicación de la
misma. Los defensores del diseño inteligente se encuentran corrientemente en la
vanguardia con esta pregunta. A diferencia de la última opción, ésta no le da
la ascendencia común el beneficio de la duda como la mejor explicación de la
homología.
3. Definir la homología en términos de un ancestro común,
pero luego buscar evidencia de un ancestro común la cual sea independiente de
las estructuras de los organismos—por ejemplo, los patrones en las secuencias
de ADN y el registro fósil. Alternativamente, la evidencia puede provenir de
procesos tales como la embriología y la genética del desarrollo.
Autores:
- William Dembski -Tiene un Ph.D. en filosofía (Universidad de Illions en Chicago) y un Ph.D. en matematica (Universidad de Chicago). Es uno de los principales teóricos del Diseño Inteligente y ha escrito varios libros sobre la temática. Es autor del primer libro del Diseño Inteligente publicado por una editorial universitaria renombrada:The Design Inference: Elimitating Chance Through Small Probabilities. (Cambridge University Press, 1998). Es investigador del Discovery Institute.
- Jonathan Wells - Tiene un Ph.D. en biología celular y molecular de la Universidad de California en Berkeley. Actualmente es uno de los principales investigadores del Discovery Institute.
REFERENCIAS:
[2] Charles
Darwin, On the Origin of Species, 6th
ed. (London: John Murray, 1872), 383, 420.
[3]
Ibid., 403.
[4]
Ernst Mayr, The Growth of Biological
Thought (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1932), 232, 465.
[5] J. H
Woodger, “On Biological Transformations,” in W. E. Le Gros Clark and P.B.
Medawar (eds.), Essays on Growth and Form
Presented to D’Arcy Wentworth Thompson (Oxford: Clarendon Press, 1945),
109.
[6] Alan
Boyden, “Homology and Analogy,” American
Midland Naturalist 37 (1947): 648-669. Emphasis in original.
[7]
Robert T. Sokal and Peter H. A. Sneath, Principles
of Numerical Taxonomy (San Francisco: Freeman, 1963), 21.
[8]
Michael T. Ghiselin, “An Application of the Theory of Definitions to Systematic
Principles,” Systematic Zoology 15
(1966): 127-130-
[9]
David L. Hull, “Certainty and Circularity in Evolutionary Taxonomy,” Evolution 21 (!967): 174-189.
[10] See
Donald H. Colless, “The Phylogenetic Fallacy,” Systematic Zoology 16 (1967): 289-295.
[11]
Ronald H. Brady, “On the Independence of Systematics,” Cladistics 1 (1985): 113-126.
[12]
David B. Wake, “Homoplasy, Homology and the Problem of ‘Sameness’ in Biology,” Homology, Novartis Symposium 222
(Chichester, UK: Wiley, 1999), 45, 27.
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