2014-08-12

La redefinición de homología—William Dembski, Jonathan Wells


Figura 1
En El Origen de las Especies Darwin argumentó que la mejor explicación para la homología es la descendencia con modificación: "Si suponemos que un progenitor—el arquetipo—de todos los mamíferos, aves y reptiles, tenía construida sus extremidades en base a cierto patrón" [véase figura 1], entonces "el marco similar de los huesos en la mano de un hombre, el ala de un murciélago, la aleta de la marsopa, y la pata del caballo ... a la vez se podría explicar a través de la teoría de la descendencia con modificaciones lentas y ligeras ". [2] Darwin consideró la homología como una importante evidencia para la evolución, listándola entre los hechos que "proclaman tan claramente, que las innumerables especies, géneros y familias, con la que se puebla este mundo, son descendientes, cada uno dentro de su propia clase o grupo, de padres comunes". [3]

Sin embargo, algunas estructuras similares no se adquieren a través de un ancestro común, como vimos en el caso de los mamíferos marsupiales y placentarios. También hemos visto esto con el pulgar del panda—ya que los biólogos no consideran el pulgar del panda gigante como relacionado por ancestro común al pulgar del panda rojo. Asimismo, la estructura del ojo del pulpo es muy similar a la estructura de un ojo humano [véase figura 2], sin embargo, los biólogos no creen que el ancestro común de los pulpos y los seres humanos poseía un ojo tal. Los Darwinistas ahora consideran a estas estructuras similares como el resultado de la evolución convergente.

Para asegurarse de que sólo las estructuras heredadas de un ancestro común serían denominadas homólogas, los seguidores de Darwin redefinen homología en el sentido de similitud debido a la ascendencia común. Según Ernst Mayr, uno de los principales arquitectos del neo-darwinismo, "Después de 1859 ha habido una sola definición de homólogo que tenga sentido biológico... Los atributos de dos organismos son homólogos cuando derivan de características equivalentes que se encontraban en un ancestro común" [4]

Sin embargo, incluso después de que se redefinió homología, este término darwinista quedó incompleto al carecer de un mecanismo que explique por qué las características homólogas habrían sido el resultado de genes similares heredados a partir de un ancestro común. Los biólogos han sabido por décadas que las características homólogas pueden surgir por genes diferentes, y que los genes similares pueden ser la base de características no homólogas. Así que el mecanismo que produce homología sigue siendo desconocido.

Por otra parte, si la homología se define como una similitud debido a la ascendencia común, este planteo no puede ser utilizado como evidencia de un ancestro común, pues entraríamos en un razonamiento en círculo. Recordemos el ejemplo de los patrones óseos similares en las extremidades anteriores de los vertebrados, que Darwin consideraba como prueba de la ascendencia común de los vertebrados. Un neo-darwinista que quiere determinar si las extremidades anteriores de vertebrados son homólogas debe primero determinar si derivan de un ancestro común. En otras palabras, debe haber evidencia de un ancestro común antes de que las extremidades se puedan considerar homólogas. Continuar argumentando que los miembros homólogos indican a la ascendencia común crea un círculo vicioso: la ascendencia común establece homología, que a su vez establece un ancestro común.

Figura 2
Varios biólogos y filósofos han notado y criticado esta circularidad. En 1945 JH Woodger escribió que la nueva definición fue "poner a la carreta delante del caballo". [5] Alan Boyden señaló en 1947 que la homología neo-darwinista requiere "que conozcamos primero la ascendencia y entonces decidamos cuales  órganos o partes correspondientes" son homólogos. "¡Como si pudiéramos conocer la ascendencia sin las similitudes esenciales que nos guían!" [6] Cuando el paleontólogo neo-Darwinista George Gaylord Simpson trató de usar homología para inferir relaciones evolutivas, los biólogos Robert Sokal y Sneath Peter lo criticaron por la "circularidad del razonamiento". [7]

Aun así, muchos neo-darwinistas tratan de defender el uso de homología a pesar de la acusación de circularidad. En 1966 Michael Ghiselin señaló que la definición neo-darwinista no es circular, porque la homología no se define en términos de sí misma. [8] Sin embargo, esto no resuelve el problema, ya que si bien la definición en sí misma no es circular, el razonamiento basado en esta lo es. Al año siguiente, David Hull sostuvo que el razonamiento no es circular, sino simplemente un ejemplo del método científico de “aproximación sucesiva". [9] Según Hull, los biólogos evolucionistas empiezan por asumir una hipótesis particular de descendencia y luego usan las similitudes para refinar la hipótesis. Pero el método—que los críticos del momento han ridiculizado como un trabajo "a tientas"—, si es que acaso funciona, es sólo asumiendo de que existe un ancestro común. Si en primer lugar la pregunta fuera sobre si la teoría de Darwin es verdad, el método de aproximación sucesiva de Hull no sería más que otro argumento circular. [10]

La polémica se ha desatado desde entonces. Los neo-Darwinistas siguen defendiendo su conjunción de homología con ascendencia común, mientras que los críticos objetan que se confunde una definición con una explicación, lo cual lleva a un razonamiento circular. Así, el filósofo de la biología Ronald Brady, uno de los críticos más abiertos del neo-darwinismo, observó: "Al construir nuestra explicación dentro de la definición de la condición que debe ser explicada, no planteamos una hipótesis científica sino una creencia. Estamos tan convencidos de que nuestra explicación es cierta que ya no vemos ninguna necesidad de distinguirla de la situación que estábamos tratando de explicar. Esfuerzos dogmáticos de este tipo deben, finalmente, abandonar el reino de la ciencia "[11]

Sólo hay tres maneras de evitar el razonamiento circular que surge al definir y explicar de manera simultánea la homología en términos de ancestros comunes:

1. Abrazar la definición neo-Darwinista de homología, pero dejar de inferir ascendencia común a partir de ella—en otras palabras, reconocer que la homología es el resultado de un ancestro común, pero que esta no proporciona evidencia de ello. "Ascendencia común es todo lo que hay en la homología";  por lo tanto "homología es la consecuencia prevista y esperada de la evolución. La homología no es evidencia de la evolución", escribió el biólogo David Wake en 1999 [12]

2. Mantener la definición Darwinista de la homología como una estructura similar, pero reconocer el hecho de que con esto se vuelve a abrir la cuestión sobre si la ascendencia común es la mejor explicación de la misma. Los defensores del diseño inteligente se encuentran corrientemente en la vanguardia con esta pregunta. A diferencia de la última opción, ésta no le da la ascendencia común el beneficio de la duda como la mejor explicación de la homología.

3. Definir la homología en términos de un ancestro común, pero luego buscar evidencia de un ancestro común la cual sea independiente de las estructuras de los organismos—por ejemplo, los patrones en las secuencias de ADN y el registro fósil. Alternativamente, la evidencia puede provenir de procesos tales como la embriología y la genética del desarrollo.

De estas tres opciones, la tercera es actualmente la más popular. Se distingue correctamente entre la definición de homología como consecuencia de un ancestro común y el empleo de homología como evidencia de ello. También, a diferencia de la primera opción, no sólo presupone un ancestro común, sino que busca evidencia independiente de ello. Hemos examinado la evidencia fósil de un ancestro común en el Capítulo 3, y examinamos la evidencia embriológica a de la ascendencia común en las notas generales.


Autores: 

- William Dembski -Tiene un Ph.D. en filosofía (Universidad de Illions en Chicago) y un Ph.D. en matematica (Universidad de Chicago). Es uno de los principales teóricos del Diseño Inteligente y ha escrito varios libros sobre la temática. Es autor del primer libro del Diseño Inteligente publicado por una editorial universitaria renombrada:The Design Inference: Elimitating Chance Through Small Probabilities. (Cambridge University Press, 1998). Es investigador del Discovery Institute.


- Jonathan Wells - Tiene un Ph.D. en biología celular y molecular de la Universidad de California en Berkeley. Actualmente es uno de los principales investigadores del Discovery Institute.

Traductor: Daniel Alonso - Estudia Licenciatura en Ciencias Biológicas en la UNT, Argentina.

De: Dembski, W.; Wells J. (2008) the Design of Life: Discovering Signs of Intelligence in Biological Systems, The Foundation for Thought and Ethics, Dallas, p. 124-126.



REFERENCIAS: 


[2] Charles Darwin, On the Origin of Species, 6th ed. (London: John Murray, 1872), 383, 420.

[3] Ibid., 403.

[4] Ernst Mayr, The Growth of Biological Thought (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1932), 232, 465.

[5] J. H Woodger, “On Biological Transformations,” in W. E. Le Gros Clark and P.B. Medawar (eds.), Essays on Growth and Form Presented to D’Arcy Wentworth Thompson (Oxford: Clarendon Press, 1945), 109.

[6] Alan Boyden, “Homology and Analogy,” American Midland Naturalist 37 (1947): 648-669. Emphasis in original.

[7] Robert T. Sokal and Peter H. A. Sneath, Principles of Numerical Taxonomy (San Francisco: Freeman, 1963), 21.

[8] Michael T. Ghiselin, “An Application of the Theory of Definitions to Systematic Principles,” Systematic Zoology 15 (1966): 127-130-

[9] David L. Hull, “Certainty and Circularity in Evolutionary Taxonomy,” Evolution 21 (!967): 174-189.

[10] See Donald H. Colless, “The Phylogenetic Fallacy,” Systematic Zoology 16 (1967): 289-295.

[11] Ronald H. Brady, “On the Independence of Systematics,” Cladistics 1 (1985): 113-126.


[12] David B. Wake, “Homoplasy, Homology and the Problem of ‘Sameness’ in Biology,” Homology, Novartis Symposium 222 (Chichester, UK: Wiley, 1999), 45, 27. 

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