En
Darwin´s Black Box, Behe demostró que
la complejidad irreductible de ciertas máquinas moleculares proporciona
evidencia convincente de diseño real en la biología. Desde su publicación en
1996, el libro de Behe ha sido ampliamente revisado, tanto en la prensa popular
como en las publicaciones científicas (1). También ha sido motivo de muchas
discusiones en la Internet (2). Por mucho tiempo, los críticos han reconocido
que Behe explica sus evidencias sin dar rodeos. También le han reconocido su afirmación
de que los ejemplos neo-Darwinianos detallados acerca de cómo surgieron las
maquinas proteicas irreduciblemente complejas, brillan por su ausencia en la
literatura biológica. No obstante, han objetado a su argumento en base a
cuestiones teoréticas y metodológicas. Behe presenta lo que ahora puede ser
descripto como un argumento de la
complejidad irreductible. Este argumento se propone demostrar que estos
sistemas biológicos irreduciblemente complejos se encuentran fuera del alcance
del mecanismo evolutivo Darwiniano y que el diseño provee una mejor explicación
de estos.
¿Cómo es que el argumento de la complejidad irreductible (ACI, de ahora en más) llega a esta conclusión? Este puede entenderse como uno sustentado por tres puntos básicos: un punto lógico, un punto empírico y finalmente un punto explicativo. Además estos puntos se refuerzan el uno al otro a fin de mostrar que los sistemas irreduciblemente complejos (SIC, de ahora en más) se encuentran más allá del alcance de los mecanismos evolutivos convencionales. El punto lógico es este: Las estructuras complejas irreductibles son demostrablemente inaccesibles a las vías evolutivas directas. Por lo tanto, como ciertas estructuras biológicas son irreduciblemente complejas, estas, a su vez, son inaccesibles a las vías Darwinianas directas. Una vía Darwiniana directa es una en la cual un sistema evoluciona por selección natural perfeccionando una función determinada. A pesar de que el sistema evoluciona, la función no evoluciona sino que sigue siendo la misma.
De esta forma, podemos imaginar que en la evolución del corazón, la función con la cual se inició fue la de una bomba de sangre. En este caso, una vía Darwiniana directa caracteriza a este planteo. Por otro lado, podemos imaginar que en la evolución del corazón su función inicial fue la de dar golpes sonoros estrepitosos para ahuyentar a los depredadores, y fue después que adquirió la función del bombeo de sangre. En este caso, se necesita a una vía Darwiniana indirecta para dar cuenta de esto. Aquí la vía es indirecta porque no solo evolucionan los componentes del sistema sino que también la función cambia. Ahora, planteándola como un punto lógico, el argumento de la complejidad irreductible concierne a la exclusión de las vías evolutivas directas. Esto se hace evidente en la misma definición de complejidad irreductible, en donde el factor “irreductible” es definido estrictamente en base a una función única, designada como la función básica del SIC (una función que no podría existir si todas las partes del núcleo irreductible no estuviesen en su lugar).
¿Cómo es que el argumento de la complejidad irreductible (ACI, de ahora en más) llega a esta conclusión? Este puede entenderse como uno sustentado por tres puntos básicos: un punto lógico, un punto empírico y finalmente un punto explicativo. Además estos puntos se refuerzan el uno al otro a fin de mostrar que los sistemas irreduciblemente complejos (SIC, de ahora en más) se encuentran más allá del alcance de los mecanismos evolutivos convencionales. El punto lógico es este: Las estructuras complejas irreductibles son demostrablemente inaccesibles a las vías evolutivas directas. Por lo tanto, como ciertas estructuras biológicas son irreduciblemente complejas, estas, a su vez, son inaccesibles a las vías Darwinianas directas. Una vía Darwiniana directa es una en la cual un sistema evoluciona por selección natural perfeccionando una función determinada. A pesar de que el sistema evoluciona, la función no evoluciona sino que sigue siendo la misma.
De esta forma, podemos imaginar que en la evolución del corazón, la función con la cual se inició fue la de una bomba de sangre. En este caso, una vía Darwiniana directa caracteriza a este planteo. Por otro lado, podemos imaginar que en la evolución del corazón su función inicial fue la de dar golpes sonoros estrepitosos para ahuyentar a los depredadores, y fue después que adquirió la función del bombeo de sangre. En este caso, se necesita a una vía Darwiniana indirecta para dar cuenta de esto. Aquí la vía es indirecta porque no solo evolucionan los componentes del sistema sino que también la función cambia. Ahora, planteándola como un punto lógico, el argumento de la complejidad irreductible concierne a la exclusión de las vías evolutivas directas. Esto se hace evidente en la misma definición de complejidad irreductible, en donde el factor “irreductible” es definido estrictamente en base a una función única, designada como la función básica del SIC (una función que no podría existir si todas las partes del núcleo irreductible no estuviesen en su lugar).
En
la exclusión de las vías Directas Darwinianas como explicación para los SIC, el ACI esta afirmando
que los tales son demostrablemente
inaccesibles a las vías directas.
¿Cómo es que podemos ver que tales sistemas son en efecto inaccesibles a las vías Darwinianas directas? Considere lo que
significaría para un SIC evolucionar mediante una
de estas vias. En este caso, el sistema debió haberse originado a
través de sistemas simples que mejoraron la misma función básica. Pero como el
núcleo irreductible de un SIC no puede
simplificarse sin que se destruya la función básica, no pueden existir
precursores evolutivos con núcleos más simples que realicen la misma función.
Entonces,
el único camino que tiene una vía Darwiniana directa para hacer evolucionar a
un SIC es hacerlo evolucionar todo de una sola
vez y, como consecuencia, a través de un evento vastamente improbable y
fortuito. De acuerdo con ello, atribuir complejidad irreductible a una vía
Darwiniana directa seróa igual a atribuir el origen del Monte Rushmore al viento
y la erosión. Tal vez podría caber dentro de nuestra imaginación el hecho de que el viento y la erosión podrían esculpir
al Monte Rushmore, pero no es una posibilidad realista y razonable. La prueba de que los
SIC son inaccesibles a las vías Darwinianas
directas es, por lo tanto, probabilística. Así, al afirmar que los SIC son demostrablemente inaccesibles a las
vías Darwinianas directas, los proponentes del diseño están diciendo que el
mecanismo Darwiniano no tiene capacidad intrínseca para producir tales
sistemas, excepto a través de eventos vastamente improbables o fortuitos.
De todos modos, los críticos del ACI no buscan
salvar al Darwinismo recurriendo a vías Darwinianas directas que aporten en el origen de un SIC, sino que aluden a vías Darwinianas
indirectas para explicar su aparición. En las vías Darwinianas indirectas, un
sistema no evoluciona por la preservación y perfeccionamiento de una función
existente, sino más bien transformando continuamente su función. Mientras que
con las vías Darwinianas directas las estructuras evolucionan pero las
funciones permanecen estables, con las vías Darwinianas indirectas tanto las
estructuras como las funciones (co)evoluciónan.
¿Cómo
es que el ACI maneja a la explicación de las vías Darwinianas
indirectas? Aquí el punto deja de ser una cuestión lógica y pasa a ser
empírica. El hecho es que para los SIC, las vías Darwinianas indirectas son desconocidas. En el mejor de los
casos, los biólogos han sido capaces de aislar sub-sistemas que desempeñen
otras funciones. Pero cualquier máquina razonablemente compleja siempre incluye
dentro de sí misma a sub-sistemas que pueden realizar funciones distintas a la
de la máquina completa. De esta manera, la mera ocurrencia o identificación de
sub-sistemas que pudieron ejecutar alguna función aparte no es evidencia para
afirmar que una vía Darwiniana indirecta produjo al sistema. Lo que se necesita
es una descripción Darwiniana sin interrupciones que sea detallada y testeable
acerca de cómo los sub-sistemas que experimentaron co-evolución pudieron
transformarse gradualmente en un sistema irreduciblemente complejo. Tales
descripciones no están disponibles o se encuentran muy incompletas. En efecto,
si tales explicaciones hubiesen estado disponibles, los críticos del diseño
inteligente solo necesitarían citarlas, y el diseño inteligente sería refutado.
Recapitulando,
el ACI construye un punto
empírico y otro lógico. El punto lógico es que la complejidad irreductible deja
a las estructuras biológicas demostrablemente inaccesibles a las vías
Darwinianas directas. El punto empírico se basa en el fracaso penetrante y
sistemático de la biología evolutiva en descubrir vías Darwinianas indirectas
que produzcan estructuras irreduciblemente complejas, y por consiguiente establece
una razón para dudar y aún para descartar a la afirmación de que vías
Darwinianas indirectas son la respuesta a la complejidad irreductible. El punto
lógico y el empírico constituyen juntos una acusación devastadora al mecanismo
Darwiniano, el cual ha sido vendido de forma rutinaria como capaz de solucionar
todos los problemas de la complejidad biológica una vez que cierta forma de
vida inicial se encuentre puesta en escena. Aún así, juntos, los puntos lógico
y empírico no explican el salto desde el fracaso Darwiniano al explicar los
SIC, al empleo legítimo del diseño como
interpretación de estos.
Aquí
es donde el ACI necesita construir un
tercer punto clave, a saber, un punto explicativo. Las explicaciones
científicas comparecen de diferentes formas y maneras, pero una cosa no puede
faltarles: una suficiencia causal.
Una explicación científica necesita apelar a poderes causales que sean
suficientes para explicar el efecto en cuestión. De lo contrario, el efecto
queda sin explicar. El efecto en cuestión es la complejidad irreductible de
ciertas máquinas bioquímicas. ¿Cómo es que aparecieron estos sistemas? No por
vías Darwinianas directas —la complejidad irreductible las excluye sobre un
terreno lógico y matemático. Y tampoco a través de vías Darwinianas indirectas
—aquí la ausencia de evidencia científica es muy significativa. Ni siquiera
ayudaría apelar a mecanismos materiales desconocidos; en tal caso no solo la
evidencia se encuentra completamente ausente, sino que también la teoría de la
cual no existe evidencia está ausente.
Por
lo tanto, cuando se trata de los SICs, no existe evidencia de que mecanismos materiales sean causalmente
suficientes para hacerlos surgir. Pero ¿Qué acerca de la inteligencia? La
inteligencia es bien conocida por su habilidad para producir SICs (por ejemplo, los humanos regularmente producen
máquinas que exhiben complejidad irreductible). De allí que la inteligencia es
causalmente suficiente para conducir hacia una complejidad irreducible. Por
consiguiente, el punto explicativo del argumento de la complejidad irreductible
es que sobre la base de una suficiencia causal, el diseño inteligente es una
mejor explicación científica que el mecanismo Darwiniano a la hora de explicar
a la emergencia de los SICs.
Al
pronunciar sus puntos lógico y empírico, el ACI asume un rol negativo o critico, identificando las limitaciones
del mecanismo Darwiniano. En contraste, al enunciar su punto explicativo, el
ACI asume un rol constructivo o positivo,
proporcionando causas positivas para pensar que los SICs son, de hecho, diseñados. Probablemente queda una
cuestión restante acerca de estos puntos. El punto lógico excluye de la
complejidad irreductible a las vías Darwinianas directas y el punto empírico
excluye de la complejidad irreductible a las vías Darwinianas indirectas. Pero
la ausencia de evidencia empírica de complejidad irreductible es tan completa
para las vías Darwinianas directas como para las vías Darwinianas indirectas. Parece
ser que el punto lógico se encuentra superpuesto por el empírico y es
excedente, ya que el punto empírico actúa sobre los dos tipos de vías
Darwinianas. Pero de hecho, el punto lógico refuerza la causa en contra del
Darwinismo en una vía que el empírico no lo hace.
Si
usted observa a los mejores ejemplos confirmados de evolución en la literatura
biológica (desde Darwin al presente), lo que usted encuentra es selección
natural mejorando una característica dada y perfeccionando una función dada en
una vía determinada. En efecto, la muy repetida noción de “mejoría” (la cual
juega un rol central en el Origen de las
Especies de Darwin) típicamente connota que algo determinado constantemente
está alcanzando un estado tan nuevo como ventajoso. En contraste, una vía
Darwiniana indirecta (en donde una función da lugar a otra función), aunque es
inferida con frecuencia por los biólogos evolutivos a partir de los datos
fósiles o moleculares, es mucho más difícil de probar.
No
es muy difícil de entender el por qué: La selección natural, por definición,
selecciona a una función existente —en otras palabras, una función que se
encuentra ya en el lugar precisado y ayudando al organismo de alguna forma. Por
otro lado, la selección natural no puede seleccionar a una función futura —las
funciones que no se encuentran ya presentes, o no se encuentran en el lugar
requerido ayudando al organismo de algún modo a sobrevivir y reproducirse, son
invisibles para la selección natural. Una vez que la función nueva viene a la
existencia, el mecanismo Darwiniano puede seleccionarla. Pero durante la
transición desde las funciones viejas a las nuevas no existe una función en
concreto, a la cual se ajuste el mecanismo Darwiniano. ¿Cómo se evoluciona
desde un sistema que exhibe una función seleccionable existente hacia un
sistema nuevo que exhibe una nueva función seleccionable? Como la selección
natural solo elige a una función existente, no hay ninguna ayuda aquí, y todo
el peso se halla sobre la variación aleatoria a la hora de producir las
modificaciones correctas y necesarias durante este tiempo de transición crucial,
cuando las funciones están cambiando. (O, como Darwin escribió, “a no ser que
se den variaciones aprovechables, la selección natural no puede hacer nada.”(3) Aún, la evidencia actual de que las mutaciones aleatorias producen las
modificaciones sucesivas que se necesitan para evolucionar hacia una
complejidad irreductible es nula.
Al
elaborar el punto lógico en el que la complejidad irreductible excluye a las
vías Darwinianas directas, el ACI descarta
a la forma mejor confirmada de la evolución. En contraste, las vías Darwinianas
indirectas están de tal manera abiertas que no hay modo de testearlas
científicamente a menos que estén cuidadosamente especificadas —e
invariablemente, cuando se trata de SICs, estas
son poco específicas, convirtiéndose en no-falseables, ni verificables. Al plantear
su punto lógico, el argumento de la complejidad irreductible utiliza a la
lógica de tal manera que pueda limitar lo más firme y precisamente posible al
mecanismo Darwiniano. No se trata solo de que ciertos sistemas biológicos sean
de tal manera complejos que uno no pueda imaginar cómo estos evolucionaron por
vías Darwinianas. Más bien, podemos demostrar a modo de conclusión que las vías
Darwinianas directas son causalmente inadecuadas para hacerlos surgir y que las
vías Darwinianas indirectas, las cuales siempre han sido muy difíciles de
substanciar, se encuentran absolutamente fuera del soporte empírico.
Recíprocamente, conocemos aquello que tiene el poder causal para producir
complejidad irreductible —diseño inteligente.
.
Autores: William Dembski -Tiene
un Ph.D. en filosofía (Universidad de Illions en Chicago) y un Ph.D. en
matematica (Universidad de Chicago). Es uno de
los principales teóricos del Diseño Inteligente y ha escrito varios libros
sobre la temática. Es autor del primer libro del Diseño Inteligente
publicado por una editorial universitaria renombrada:The Design Inference:
Elimitating Chance Through Small Probabilities. (Cambridge University
Press, 1998). Es investigador del Discovery Institute.
Jonathan Wells - Tiene un Ph.D. en biología celular y
molecular de la Universidad de California en Berkeley. Actualmente es uno de
los principales investigadores del Discovery Institute.
Traductor: Daniel Alonso - Estudia
Licenciatura en Ciencias Biológicas en la UNT, Argentina.
De: Dembski, W.; Wells J. (2008) the Design of Life: Discovering
Signs of Intelligence in Biological Systems, The Foundation for Thought and
Ethics, Dallas, p. 3-5.
REFERENCIAS:
(1) Por revisiones en la prensa popular vea James Shreeve, “Design for
Living,” New York Times, Book Review Section (4 de agosto de 1996): 8; Paul R. Gross, “The
Dissent of Man,” Wall Street Journal (30 de Julio de 1996): A12; y Boyce Rensberger,
“How Science Responds When Creationists Criticize Evolution,” Washington Post (8 de Enero de 1997):
H01. Por revisiones en revistas científicas vea Jerry A. Coyne, “God in the
Details,” Nature 383 (19 de Septiembre de 1996): 227-228; Neil Blackstone, “Argumentum Ad
Ignorantiam,” Quarterly Review of Biology 72(4) (Diciembre de 1997): 445-447; y Thomas
Cavalier-Smith, “The Blind Biochemist,” Trends in Ecology and
Evolution 12 (1997): 162-163.
(2) Vea la página de John
Catalano titulada como “Behe´s Empty Box”: http://www.world-of-dawkins.com/Catalano/box/behe.htm (última modificación
el 19 de Enero de 2007).
(3) Darwin, Origin of Species, 82.
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