El
diseño inteligente comienza cuando se da lugar a la siguiente posibilidad:
¿Existen sistemas en la naturaleza que no puedan ser explicados solamente en
términos de causas naturales y que exhiban patrones característicos de la
inteligencia? Tal posibilidad es legítima de considerar por la ciencia. No
obstante, para evaluar científicamente esta posibilidad, tiene que existir un
modo fidedigno de distinguir entre eventos que son el resultado de causas
puramente naturales y eventos cuya emergencia requiere adicionalmente de la
ayuda de una inteligencia diseñadora. (Note que no es estrictamente “una” o la
“otra”, como si se tratase de “causas naturales” versus “diseño”; la cuestión es si las causas naturales se
encuentran complementadas o no complementadas por un diseño.) El punto central
de la inferencia del diseño es trazar tal distinción entre causas naturales e
inteligentes.
De
forma específica, la inferencia del diseño plantea la siguiente pregunta: si
alguna inteligencia estuvo involucrada en algún evento o en la formación de
algún objeto, y si no tenemos evidencia directa de tal actividad inteligente, ¿Cómo
podríamos determinar si tal inteligencia participó del evento? La pregunta
formulada es muy general, pero ha surgido en contextos numerosos, incluyendo a
la arqueología, la criptografía, generación aleatoria de números, el SETI (Búsqueda
de Inteligencia Extraterrestre) y falsificación de datos en la ciencia. Me
enfocaré en el caso de falsificación de datos en el que estuvo implicado
Hendrik Schön. Este caso remarca la legitimidad de la inferencia del diseño y
la vincula a un asunto de verdadera urgencia para la comunidad científica.
El
23 de Mayo de 2002, el New York Times
informó acerca del trabajo de “J. Hendrik Schön, de 31 años, un físico de Bell
Labs en Murray Hill, N.J., quién en los últimos dos años y medio produjo un
conjunto extraordinario de trabajos, incluyendo siete artículos publicados en Science y en Nature, dos de las revistas científicas más prestigiadas.” A pesar
de sus credenciales impecables, la carrera de Schön fue puesta en tela de
juicio. ¿Por qué? De acuerdo con el New
York Times, Shön publicó “graficos que son casi idénticos a los aparecidos
en diferentes publicaciones científicas y datos presentados en diferentes
expedientes. Incluso, en algunos gráficos, pequeños detalles que deberían haber
surgido de fluctuaciones al azar, coincidieron exactamente”. Como consecuencia,
Bell Labs nombró a un panel independiente a fin de determinar si Schön
“manipulo deshonestamente datos de otras investigaciones publicadas en revistas
científicas prestigiosas.” En septiembre de 2002 el panel llegó a la conclusión
de que Schön era, en efecto, culpable de falsificación de datos. Luego, Bell
Labs despidió a Schön.
Las
cuestiones teoréticas que se levantaron en este caso son precisamente aquellas
que conciernen a la inferencia del diseño. Para determinar si Schön copio los
números, el panel tuvo que percibir dos cosas: que el primer gráfico publicado
proveyó un patrón independientemente dado o especificación para el segundo, y
que en los artículos de Schön la coincidencia entre los dos gráficos era
altamente improbable (o “compleja”) suponiendo que los gráficos hayan sido el
resultado de fluctuaciones azarosas. Aquí el azar es incluido y bien
comprendido, y debería haber operado sobre los experimentos de Schön como el
mismo lo afirmaba. Consecuentemente, el panel buscó e investigo sobre algún
mecanismo material desconocido o algún proceso natural que pueda explicar cómo
gráficos pertenecientes a experimentos independientes registrados en
expedientes diferentes pudieron haber exhibido el mismo patrón de fluctuaciones
al azar. Al final, el panel concluyó racionalmente que se trataba de
manipulación de datos y diseño. En otras palabras, llegaron a esta conclusión
por la identificación de un patrón independientemente dado y altamente
improbable, o lo que nosotros denominamos Complejidad
Especificada.
No
hay forma de escapar de la complejidad especificada cuando inferimos diseño.
Las inferencias de diseño aparecen en los casos donde la evidencia es
circunstancial y, por consiguiente, carecemos de evidencia directa de una
inteligencia diseñadora. Cuando la evidencia directa se encuentra perdida, no
hay problema si explicamos un evento como el resultado del azar, aún si es
altamente improbable o complejo. Eventos altamente improbables e inespecíficos,
después de todo, suceden por azar todo el tiempo. Solo tome una moneda y arrójela
al aire unas mil veces. La secuencia precisa de caras y secas que usted observa
es inimaginablemente improbable, cada una con una probabilidad de ocurrencia
menor que uno en 10300. Pero esta secuencia es inespecífica. Invocar
al azar para explicar un evento se convierte en un problema solo cuando, además
de ser muy improbable o complejo, también coincide con un patrón dado de forma
independiente o especificación.
En
el caso de los gráficos de Schön, en el contexto relevante a las hipótesis de
azar que caracterizan a las fluctuaciones aleatorias, la coincidencia entre los
gráficos debió ser altamente improbable como para causar sospechas sobre Schön.
(Si los gráficos fueran meramente histogramas de dos barras con solo unas pocas
graduaciones del peso, entonces la coincidencia entre los gráficos sería
razonablemente probable y ninguno se habría atrevido a cuestionar la integridad
de Schön.) En efecto, el panel determino que era muy improbable que los
gráficos encajaran con tal precisión. Sin embargo, la improbabilidad no fue
suficiente. Las fluctuaciones aleatorias de cada gráfico, tomadas
individualmente, son de hecho altamente improbables. Pero fue la sincronía
entre los gráficos lo que levanto sospechas. Un grafico dejó una especificación
para el otro de tal manera que, en presencia de improbabilidad, la inferencia
de diseño quedó totalmente afianzada.
Pero
en sí misma la inferencia del diseño no implica a ninguna inteligencia en
particular. Una inferencia de diseño tiene como objetivo demostrar que los
datos en los trabajos de Schön fueron manipulados deshonestamente. Sin embargo,
no puede demostrar que Schön es el culpable. Identificar al culpable real
requiere de análisis causales más detallados — para el caso de Schön , un
análisis que fue conducido por un panel independiente designado por Bell Lab.
Sobre la base de este análisis, el panel concluyó que Schön era efectivamente
el culpable. No solo era el autor principal de los artículos en cuestión, sino
también el único entre sus coautores que tenía acceso a los expedientes que
produjeron estos sucesos desconcertantes de coincidencia experimental. Lo que
es más, todos los protocolos experimentales que estaban bajo la responsabilidad
de Schön desaparecieron misteriosamente cuando el panel procuró revisarlos.
En el caso de Shön, la inferencia del diseño aplicada por
el panel independiente ilustra la diferencia entre la inferencia del diseño y
el argumento del diseño. El argumento del diseño tiene su núcleo en el
argumento filosófico y teológico. Intenta establecer la existencia y atributos
de una causa inteligente que se encuentra detrás del universo, basándose en
ciertas características del universo. En contraste, la inferencia del diseño es
un argumento genérico para identificar a los efectos de la inteligencia
indiferentemente de las características particulares esta inteligencia, como
donde, cuando, cómo o por qué esta inteligencia actúa. (La inteligencia puede
ser animal, humana, extraterrestre, singular, plural, inmanente o
trascendente). La inferencia del diseño busca una característica en particular
—complejidad especificada— y la usa como base para inferir inteligencia. Por
consiguiente, cuando un evento, objeto o estructura en el mundo exhibe
complejidad especificada, uno infiere que una inteligencia fue responsable de
ello. En otras palabras, uno hace una inferencia del diseño.
Autor: William Dembski -Tiene
un Ph.D. en filosofía (Universidad de Illions en Chicago) y un Ph.D. en
matematica (Universidad de Chicago). Es uno
de los principales teóricos del Diseño Inteligente y ha escrito varios libros
sobre la temática. Es autor del primer libro del Diseño Inteligente
publicado por una editorial universitaria renombrada: The Design
Inference: Elimitating Chance Through Small Probabilities. (Cambridge
University Press, 1998). Es investigador del Discovery Institute.
Traductor: Daniel Alonso - Estudia
Licenciatura en Ciencias Biológicas en la UNT, Argentina.
Fuente: Dembski, W. (2004) The
Design Revolution: Answering The Toughest Questions About Intelligent Design,
IVP Books, p. 75-77.
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