2013-02-13

Juicio de Kitzmiller: ¿El flagelo bacteriano refutado? Respuesta al debil argumento de Ken Miller (PARTE I) —Casey Luskin


Resumen
En Kitzmiller v. Dover, el juez John E. Jones falló en contra de la validación científica del diseño inteligente. El Juez Jones declaró que la complejidad irreductible del flagelo bacteriano, la cual fue citada por los proponentes del diseño inteligente durante el juicio, fue refutada por el testigo y experto en biología de la parte demandante, el Dr. Kenneth Miller. El Dr. Miller interpretó erroneamente la definición de complejidad irreductible acuñada por Michael Behe, teórico del diseño inteligente, presentando y luego refutando en base a una caracterización pobre del argumento. De acuerdo con lo sucedido, Miller planteó que la complejidad irreductible sería refutada si se encontrase alguna otra función separada a algún sistema precursor de un sistema irreduciblemente complejo, fuera de tal sistema, sugiriendo que el sistema precursor pudo haber cooptado en el sistema final a través del proceso evolutivo de la exaptación. Sin embargo, la caracterización que hace Miller ignora el hecho de que la complejidad irreductible se determina corroborando la capacidad del sistema final para evolucionar en un proceso de etapas, en el cual no puede existir una función para cada etapa. Solo se puede determinar si un sistema tiene “complejidad reductible” o “complejidad  irreductible” quitando partes del sistema para determinar la funcionalidad de cada etapa de transición. La habilidad de buscar funciones para alguna parte aislada, tal como la función de inoculación que cumple el Sistema de Secreción de Tipo III (que contiene aproximadamente 1/4 de los genes del flagelo bacteriano), no niega la complejidad irreductible del sistema final. Además, Miller ignoró el hecho de que una explicación evolutiva para un sistema requiere más que la simple complementariedad de las partes. Como análisis final, el testimonio de Miller realmente no refuta a la complejidad irreductible, dejando a los lectores del caso Kitzmiller con la percepción equivocada de que el origen evolutivo del flagelo bacteriano ha sido resuelto.

Introducción: definición de complejidad irreductible.
El biólogo y teórico del diseño inteligente, Michael Behe, define a la complejidad irreductible teniendo en cuenta a un sistema biológico determinado en el que se observa si puede o no originarse a partir de un proceso evolutivo de varias etapas. Behe definió a la complejidad irreductible en su libro Darwin´s Black Box:


“Darwin declaró en su libro El Origen de la Especies:

´Si se pudiera demostrar que algún órgano complejo existente no pudo ser formado por modificaciones pequeñas, sucesivas y numerosas mi teoría se vendría abajo´.

Un sistema que satisface el criterio de Darwin es un sistema irreductiblemente complejo. Cuando hablo de irreduciblemente complejo me refiero a un solo sistema, compuesto por partes correctamente ensambladas, que se encuentran interactuando y que contribuyen a la función básica, en donde la remoción de alguna de las partes provoca que el sistema efectivamente deje de funcionar”. (1)

Durante el proceso Kitzmiller, Michael Behe testificó a favor del diseño inteligente argumentando que el flagelo bacteriano es una estructura biológica que exhibe tal complejidad irreductible. El flagelo bacteriano es un filamento que gira a modo de hélice impulsada por motor y que le permite a la bacteria desplazarse en un medio líquido (2). Sin embargo, en el juicio de Kitzmiller el fallo del juez Jones discrepó con las declaraciones de Behe y alegó que este ignora cómo la evolución puede producir efectivamente estructuras complejas como el flagelo bacteriano:


“Los doctores Miller y Padian testificaron que el concepto de Behe de complejidad irreductible se basa en la ignorancia de las formas en las que la evolución ocurre. Aunque el profesor Behe es inexorable en su definición de complejidad irreductible cuando dice que un precursor que “carece de una parte no es funcional por definición,”  lo que él obviamente quiere decir es que no tendrá la misma función que en el sistema en el que todas las partes están presentes. Por ejemplo en el caso del flagelo bacteriano, la remoción de una parte evite quizás de que este actué como un motor rotatorio. Sin embargo, el Profesor Behe excluye, por definición, la posibilidad de que un precursor del flagelo bacteriano funcione no como un motor rotatorio, sino de otra forma, por ejemplo como un sistema de secreción” (3).

Lo que sigue es un análisis de las declaraciones del juez con respecto a la complejidad irreductible del flagelo bacteriano.

¿Ignorando a la exaptación?
En el fallo de Kitzmiller, el Juez Jones usó el término “exaptación” (también denominado “coopción” o “preadaptación”) para describir cómo una parte puede cumplir un rol determinado en la célula, solo para ser empleada luego por un sistema irreductible para desempeñar otra función diferente. Un texto académico muy conocido, el Evolutionary Biology, describe a la exaptación de la siguiente manera:


“Stephen Jay Gould y Elisabeth Vrba (1982), sugieren que si se consideara a una adaptación como una característica que ha evoluciónado a partir de la selección natural, y que tiene una función determinada, se requiere de un término diferente para aquellas características que, así como los huesos huecos de las aves y las suturas craneales en los mamíferos jóvenes, no han evolucionado a partir de esa función que cumplen actualmente. Ellos sugieren que tales caracteres que han evolucionado de otras funciones o para cumplir ninguna función en absoluto,  y que han cooptado en una nueva función deben denominarse “exaptaciones”.” (4)

El Juez Jones alega en su juico que Michael Behe ignora a la exaptación como una vía para explicar el origen de la complejidad biológica:


“Definiendo a la complejidad irreductible de la manera en que lo ha hecho, el Profesor Behe intenta excluir el fenómeno de exaptación basándose en su definición, ignorando así la abundante evidencia que refuta su argumento”.  (5)

El reclamo del Juez Jones de que Behe ignora la “exaptación” está basado en el testimonio del Dr. Kenneth R. Miller, un evolucionista y testigo experto en biología por la parte demandante durante el proceso. El Dr. Miller testificó que la complejidad irreductible es refutada si uno puede encontrar alguna otra función para cada sub-parte del sistema total:


“La suposición de Behe es que las partes de un sistema irreduciblemente complejo no deben tener una función útil. Por lo tanto, debemos ser capaces de tomar al flagelo bacteriano, por ejemplo, y desarmarlo en sus partes, y corroborar que ninguna de sus partes sea apta para algo excepto cuando las ensamblamos en el flagelo”. (6)

La caracterización que hace Miller de la complejidad irreductible es groseramente imprecisa. En particular, Miller aplica su argumento a situaciones biológicas reales donde el afirma que algunos subsistemas del flagelo bacteriano pueden desempeñar roles diferentes en ciertos organismos. Por ejemplo, Miller observó que un Sistema de Secreción de Tipo III (TTSS), el cual se vale de aproximadamente 1/4 de los genes involucrados en el flagelo, (7) puede ser utilizado por bacterias predadoras para inocular toxinas dentro de células Eucariotas. De acuerdo con Miller, la existencia de la TTSS demuestra que el flagelo bacteriano no es irreduciblemente complejo. Sin embargo, su alusión al Sistema de Secreción de Tipo III de Miller contiene problemas básicos:

A) Expertos afirman que el TTSS evolucionó a partir del flagelo, y no al revés.

B) Behe y otros proponentes del DI ya tenían conocimiento desde hace tiempo de la “exaptación” o “coopción, y han observado muchos problemas con este tipo de explicaciones.

C) Miller ha caracterizado erróneamente al análisis de complejidad irreductible, refutando solo una versión superficial del concepto de Complejidad Irreductible de Behe.


A) ¿Qué viene primero: el TTSS o el flagelo (o ninguno)?
Primeramente, vale la pena mencionar que la autoridad líder en sistemática de bacterias, Milton Saier, todavía cree que el TTSS evolucionó del flagelo y no al revés, poniendo en duda el planteo de Miller.  Aunque Saier reconoce que algunos pueden estar en desacuerdo con él, sigue sosteniendo que el TTSS evolucionó del flagelo:


“Con respecto al flagelo bacteriano y al TTSS, debemos considerar tres (y solo tres) posibilidades: Primero, la TTSS apareció primero; Segundo, el sistema del flagelo apareció primero; tercero, ambos sistemas evolucionaron de un precursor común. En la actualidad, hay poca información disponible como para elegir entre una de estas posibilidades con certeza. Como suele suceder a la hora de evaluar argumentos evolutivos, el investigador debe basarse en una deducción e intuición lógicas. De acuerdo con mi propia intuición y los argumentos expuestos arriba prefiero la vía 2. Y Usted ¿Qué opina?” (8).
 

B) Respuestas claras de Behe a las recurridas explicaciones de Exaptacion.
En segundo lugar, respondiendo a las afirmaciones del Juez Jones de que Behe “intenta pasar por alto el fenómeno de exaptación basándose en su definición” y a lo expuesto por Miller de que “La suposición de Behe es que las partes de un sistema irreduciblemente complejo no deben tener una función útil”, consideremos estos pasajes de Darwin´s Black Box en el cual Behe señala las dificultades que presentan los argumentos exaptacionales cuando discute sobre la evolución del cilio:


“Como el cilio es irreduciblemente complejo, ninguna ruta directa condujo a su aparición. De esta manera, una historia evolutiva para el cilio debería imaginarse como una vía secundaria o indirecta, tal vez adaptando a las partes que originalmente fueron usadas con otro propósito” (9).


“Por ejemplo, suponga que usted intenta construir una ratonera. Quizás tenga en su garaje una pieza de madera perteneciente a un helado de agua (para la plataforma), el muelle lo obtiene de un antiguo reloj de cuerdas, una pieza de metal con forma de palanca (para el martillo), una aguja de coser que haga de barra de sujeción, y una chapita de botella, de esas que tanto le apetecen, para usarla como cepo. Pero estas piezas no podrán formar una ratonera funcional sin que se les realice modificaciones extensas, y hasta que estas modificaciones no se pongan en marcha será incapaz de funcionar como una ratonera. Las funciones previas que estas presentan las hacen inadecuadas para un nuevo rol como parte de un sistema complejo. En el caso del cilio existen problemas análogos. Una proteína mutada que accidentalmente se anexe a los microtúbulos, bloquearía la función de estos como “autopistas” de transporte. Una proteína que una entre sí los a los microtúbulos y lo haga de un modo  indiscriminado, deformaría a la célula —así como se deformaría un edificio si un cable apareciera colocado accidentalmente alrededor de las vigas de apoyo del edificio y tirara de estas. La proteína ligadora que une a los haces de microtubulos para formar estructuras de soporte tiende a hacerlos poco flexibles en contraste con la nexina, una proteína más flexible. Una proteína motora mal regulada, que se deslice improvisadamente sobre estos microtúbulos, presionaría a los microtúbulos haciendo que se separen, en lugar de que estos se curven y cierren adecuadamente. El incipiente cilio no debería aparecer en la superficie celular. Si este no surgió en la superficie celular, la pulsación interna debió deformar a la célula; pero aún si este hubiese surgido en la superficie celular, las proteínas motoras probablemente no habrían sido suficientes como para mover el cilio. Y aunque el cilio se hubiese movido, una acción débil de este no necesariamente movería a la célula. Y aún si la célula se movió, este debió ser un movimiento no regulado que utilizó energía y no respondió a ninguna necesidad celular. (10)


Previamente también Behe había explicado que la evolución no siempre procede a través de una ruta directa:


“Aún si un sistema es irreduciblemente complejo (y como consecuencia no pudiera haber sido producido directamente), uno no puede excluir definitivamente la posibilidad de una ruta indirecta. Puesto que aumenta la complejidad de un sistema cuyas partes interactúan, la probabilidad de una ruta indirecta tal desciende precipitadamente. Y como se incrementa el número de sistemas irreduciblemente complejos inexplicables, nuestra seguridad de que fue refutado el criterio de falla establecido por Darwin se eleva al máximo de lo que la ciencia puede reconocer” (11).

Como consecuencia, en contraposición a las afirmaciones del Juez Jones y de Miller, Behe dejo en la mesa la posibilidad de que las partes puedan haber cooptado a partir de otros sistemas y no se aleja del todo de esa objeción (en efecto, aún el básico e introductorio video pro-DI “Unlocking the Mystery of Life” trata el argumento de la “coopción”.). Behe explica que el hecho de tener todas las partes de un sistema no es suficiente: uno debe tener las instrucciones de montaje apropiadas para esas partes. Por lo tanto debe quedar claro que Miller represento de forma equivocada a los argumentos de Behe, ignorando la refutación de Behe a la teoría de la “coopción”, y sugiriendo de forma falsa que Behe dijo “que las partes de un sistema irreduciblemente complejo no deben tener una función útil [fuera del sistema irreduciblemente complejo]”

C) La caracterización incorrecta de la Complejidad Irreductible por parte de Miller.

Al repetir la aserción de Miller, observamos de que el testificó que la complejidad irreductible sería refutada si un sub-sistema puede cumplir alguna otra función en la célula:


“La suposición de Behe es que las partes de un sistema irreduciblemente complejo no deben tener una función útil. Por lo tanto, debemos ser capaces de tomar al flagelo bacteriano, por ejemplo, y desarmarlo en sus partes, y corroborar que ninguna de sus partes sea apta para algo excepto cuando las ensamblamos en el flagelo” (12).

La pregunta toma la siguiente forma: ¿Qué tan diferente es el argumento de Behe de aquel planteado por Miller? Actualmente Behe plantea a la complejidad irreductible como una test considerando al sistema entero. La CI opera sobre una colección de partes, no sobre una parte individual. Aún, si pudiera encontrarse una función separada para un subsistema, lo último no refuta a la complejidad irreductible y la incapacidad de evolucionar de un sistema como un conjunto. Repitiendo la definición de Behe:


“En su libro “El Origen de las Especies”, Darwin estableció:

“Si se pudiera demostrar que algún órgano complejo y existente no pudo ser formado por modificaciones pequeñas, sucesivas y numerosas mi teoría se vendría abajo”.

Un sistema que sigue el criterio de Darwin es un sistema irreduciblemente complejo. Cuando hablo de irreduciblemente complejo me refiero a un solo sistema, compuesto por partes correctamente ensambladas, que se encuentran interactuando y que contribuyen a la función básica, en donde la remoción de alguna de las partes provoca que el sistema deje efectivamente de funcionar.”
De este modo, de acuerdo con Darwin, la evolución necesita que un sistema, o sus sub partes, sean funcionales a lo largo de cada paso evolutivo, por pequeño que sea, hacia la evolución del sistema final. Puede que uno encuentre alguna sub-parte que tenga una función fuera del sistema final, e incluso puede que el sistema total se encuentre con muchos puntos a lo largo del “camino evolutivo” los cuales pongan en duda la idea de funcionalidad a través de “modificaciones pequeñas, sucesivas y numerosas”; pero es preciso corroborar esto para que recién podamos hablar de evolución gradual.


Por consiguiente, Miller caracteriza erróneamente el argumento de Behe como uno que se encuentra enfocado en la no-funcionalidad de las sub-partes, cuando de hecho, el argumento de Behe se halla enfocado en la habilidad del sistema entero de ensamblarse, aun si sus partes constitutivas tienen otra función fuera del sistema final.


                                             Vea la parte II haciendo click AQUÍ

 Autor: Casey Luskin. Es abogado, con estudios de postgrado en ciencia y leyes. Obtuvo su B.S. y M.S. en Ciencias de la Tierra de la Universidad de California en San Diego. Su Licenciatura en Derecho la obtuvo en la misma universidad. Trabaja en el Discovery Institute como Coordinador del Center for Science and Culture. Anteriormente, realizó una investigación geológica en la Scripps Institution for Oceanography (1997-2002).


Traducción: Daniel Alonso. Estudia Licenciatura Ciencias Biológicas en UNT (Universidad Nacional de Tucumán), Argentina. 





REFERENCIAS:

(1) Michael Behe, Darwin's Black Box, pg. 39 (Free Press, 1996)


(2) Para obtener detalles técnicos sobre los distintos componentes del flagelo bacteriano, lea David J. DeRosier, Spinning Tails, Current Opinion in Structural Biology, 5:187-193 (1995).


(3) El fallo de Kitzmiller, pg. 74. Todas las referencias del fallo del juez Jones en el proceso Kitzmiller se encuentran en http://www.pamd.uscourts.gov/kitzmiller/kitzmiller_342.pdf


(4) Douglas J. Futuyma, Evolutionary Biology (3rd ed. 1998), pg. 355.


(5) El fallo de Kitzmiller, pg. 76.


(6) Testimonio del Dr. Kenneth Miller, Día 1, sesión PM, pg. 16.


(7) Scott A. Minnich y Stephen C. Meyer, Genetic Analysis of coordinate flagellar and type III regulatory circuits in pathogenic bacteria, pg. 8, at http://www.discovery.org/scripts/viewDB/filesDB-download.php?id=389


(8) Milton Saier, "Evolution of bacterial type III protein secretion systems," Trends in Microbiology, Vol 12 (3) pg. 113-15, Marzo, 2004.


(9) Michael Behe, Darwin’s Black Box, pg. 65-66.


(10) Michael Behe, Darwin’s Black Box, pg. 66-67.


(11) Michael Behe, Darwin’s Black Box, pg. 40.


(12) Testimonio del Dr. Kenneth Miller, Día 1, sesión PM, pg. 16.



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