2014-05-31

El Modelo de Matzke (Parte I) —Sean. D. Pitman


Haciendo evolucionar funciones bastante complejas.

Existe un problema potencial para la evolución de los sistemas funcionales altamente complejos, como el sistema flagelar de movimiento en las bacterias (véase la animación del modelo de ensamblaje del flagelo, propuesto por Keiichi Namba  Et al. [12]—o también el siguiente video). Tales sistemas requieren que muchas proteínas individuales trabajen todas juntas al mismo tiempo, orientadas de una forma específica para lograr una función unificada. Si cualquiera de estas partes proteicas se perdiera o sufriera algún tipo de alteración que va más allá del margen tolerado, la función global del sistema (motilidad en este caso) no se ejecutará en absoluto —ni siquiera un poquito. Tenga en cuenta que el sistema flagelar, en particular, requiere de los servicios de aproximadamente 50 genes —incluyendo los genes para el aparato “sensorial” (hace rotar al flagelo en el sentido de las agujas del reloj o en sentido contrario, a mayor o menor velocidad, en función de las señales captadas del entorno). Todos estos genes se han caracterizado en detalle. Como mínimo, se necesitan alrededor de 30 diferentes proteínas (codificadas por los genes) para construir la estructura real y otras 20 son necesarias para ayudar en la construcción, la regulación y el control operativo del flagelo. El número total de caracteres que componen todas estas piezas de proteína suman más de 10000 residuos de aminoácidos (aa) codificados por unos 50 genes. Sería casi igual a un ensayo de 2000 palabras. 



Algunos han argumentado que el número mínimo necesario de genes es menor  que 50 ya que ciertos tipos de bacterias pueden construir sistemas flagelares funcionales con menos de las 30 partes de la lista. La siguiente tabla muestra 21 piezas de proteína ampliamente compartidas por diferentes especies de bacterias entre las que se incluyen Aquifex aeolicus, Bacillus subtilis, Escherichia coli, y Treponema pallidum [13].


Parece ser entonces que estos 21 genes estructurales son al menos el mínimo requerido para la función flagelar. En combinación con los otros genes necesarios que ayudan en la construcción de la estructura flagelar, el mínimo parece ser de 35 a 40 genes. Es evidente, entonces, que el sistema flagelar de motilidad es muy rico en información. Para lograr la función de movimiento del flagelo se requiere un mínimo de varios miles de residuos de aminoácidos que trabajen juntos en un orden relativamente muy específico del uno con respecto al otro.

Se han propuesto muchas explicaciones de evolución gradual, paso a paso, del origen de un sistema de este tipo de complejidad. La mayoría son muy superficiales, y que dan saltos sobre brechas evolutivas enormes, que implican grandes cambios en múltiples proteínas. Sin embargo, hay explicaciones que son mejores que otras. Quizás uno de los mejores intentos de explicación de la evolución del flagelo es el propuesto por Nicholas J. Matzke en su publicación de 2003, "Evolution in (Brownian) space: a model for the origin of the bacterial flagellum." [1]

En ese momento, Matzke era un estudiante de grado en la carrera de geografía en la Universidad de California en Santa Barbara, que tenía obvias pasiones por campos ajenos a la geografía. En este trabajo Matzke sugiere que el punto de partida para la evolución del flagelo fue probablemente el sistema de secreción de tipo III (TTSS).

Este es el resumen del modelo evolutivo de Matzke para el origen del flagelo, a través de seis etapas principales, junto con sus fases intermedias clave. Los componentes de color blanco corresponden probablemente a homólogos no flagelares; de los componentes grises se ha sugerido pero no demostrado que son homólogos aun no identificados, aunque sus respectivas funciones ancestrales pueden ser postuladas. El modelo comienza con un poro pasivo y poco selectivo en la membrana interna (1a) que luego se convierte en un poro más específico por ciertos sustratos (1b) por la unión de proto-FlhA y/o FlhB a la FliF. La interacción de una F1F0-ATP sintetasa con FlhA/B produce transporte activo, con lo que tendríamos un aparato de exportación de tipo III primitivo (1c ). La adición de una secretina que se asocia con el anillo citoplasmático lo convierte a un sistema de secreción de tipo III (2). Una mutación en la secreción de cierto substrato  convierte al tal en una adhesina (o, alternativamente, una adhesina coopta a través de la transposición de la secuencia de reconocimiento de la secreción), y una mutación posterior permite que se una a la parte exterior de la secretina (3a). La oligomerización de la adhesina produce un anillo pentámero al unirse más adhesinas a la superficie sin bloquear la secreción de otros substratos (3b). La polimerización de este anillo produce un tubo, un pilus de tipo III primitivo (4a; en el diagrama, una estructura axial blanca es sustituida por subunidades de pilina individuales; todas las proteínas más axiales son descendientes de este ancestro común de pilina). La oligomerización de un pilina produce la cubierta o proteína cap, lo que aumenta la velocidad y la eficiencia (4b) del montaje. La duplicación de una pilina seguido de la pérdida de sus dominios externos da lugar a la proteína constituyente del proto-eje, que se extiende hacia abajo a través de la secretina, fortaleciendo el anclamiento del pilus por la asociación con la base (4c). Sucesivas duplicaciones posteriores del proto-eje, el filamento, y la proteína cap, que se producen antes y después del origen del flagelo (6​​) generan el resto de las proteínas axiales; tales eventos repetidos de sub-funcionalización no se muestran aquí. El proto-flagelo (5a) es producido por la exaptación de homólogos de TolQR a partir de un sistema similar al Tol-Pal; tal vez parte de un homólogo TolA se ha unido a FliF para producir una proto- FliG. Con el fin de mejorar la rotación, la secretina pierde sus sitios de unión con el filamento axial, convirtiéndose en un proto-anillo P, y el papel del poro de la membrana externa es asumido por anillo chaperona de la secretina, que se convierte en el proto-anillo L (5b). El perfeccionamiento del anillo L y adición de la cubierta del eje, el dominio muramidasa FlgJ (que elimina la necesidad de tener que encontrar un hueco natural en la pared celular), resulta en 5c. Finalmente, la unión de un mutante proto-FliN (probablemente un receptor CheC ) a la FliG termina por acoplar el sistema de transducción de señal al proto-flagelo, dando origen a un flagelo quimiotáctico (6); la fusión de la proto-FliN y la proteína CheC origina FliM. Cada etapa, obviamente, estaría acompañada por optimización co-evolutiva y gradual de las interacciones de los componentes. De esta manera, el origen del flagelo se reduciría a una serie de mutaciones que caracterizan etapas plausibles.

El punto de partida.

Es extraño que el sistema TTSS sea comúnmente promocionado como el punto de partida más probable por muchos evolucionistas, ya que se supone que el  sistema TTSS evolucionó cientos de millones de años después de la evolución del flagelo. ¡Así es! Varios científicos han sugerido en literatura reciente que existe buena evidencia para creer que el supuesto punto de partida, el TTSS, surgió del flagelo que ya se encontraba plenamente desarrollado y no a la inversa. [2-7] Tenga en cuenta que el flagelo bacteriano se encuentra en bacterias mesófilas, termófilas, gram-positivas, gram-negativas y espiroquetas, mientras que el TTSS se limita a unas pocas bacterias gram-negativas. No sólo que el TTSS está restringido a bacterias gram-negativas, sino que más precisamente a bacterias gram-negativas patógenas que atacan específicamente a animales y plantas… los cuales se supone que evolucionaron miles de millones de años después de la aparición de la motilidad flagelar. Además, cuando los genes del TTSS son encontrados en los cromosomas de las bacterias, su contenido de GC (guanina/citosina) es típicamente menor que el contenido de GC en el genoma que los rodea. Dado el hecho de que los genes del TTSS se encuentran comúnmente en plásmidos de virulencia de gran tamaño (que pueden ser fácilmente intercambiados entre las distintas bacterias), esto es una buena evidencia de que la transferencia horizontal es la responsable de la distribución de los genes que codifican el TTSS. Los genes flagelares, por otro lado, suelen dividirse en 14 o menos operones, que no se encuentran en plásmidos, y su contenido de GC es el mismo que el genoma que lo rodea, lo que sugiere que el código para la síntesis del flagelo no ha sido esparcido vía transferencia horizontal.

Así que, en cualquier caso, parece ser que el TTSS habría evolucionado a partir del flagelo (que, de hecho, contiene en su estructura partes del TTSS, como el cuerpo basal que secreta diversas proteínas no flagelares —incluyendo factores de virulencia), y no al revés.

Evidencia adicional de esto surge del hecho de que el TTSS muestra poca homología con el resto de los sistemas de transporte bacterianos (al menos con los 4 principales). Además, se supone que la evolución ha de construir sobre lo que ya existe. Dado que el sistema TTSS es el más complejo del grupo, ¿por qué no evolucionó  a partir de uno de estos sistemas menos complejos y mantuvo, por lo tanto, un cierto grado de homología con al menos uno de ellos? Esta evidencia sugiere que no existía el sistema TTSS, ni nada homólogo, en la "era pre-flagelar". Por lo tanto, debe haber surgido del flagelo plenamente formado a través de eliminación de partes pre-existentes- y no al revés. De hecho, varios científicos han comenzado a promover esta idea en la literatura científica [2 –7] Por ejemplo, considere el siguiente artículo publicado en 2008 por Toft y Fares:

 "La contracción genómica es una característica común en la mayoría de los patógenos intracelulares y simbiontes. La reducción en el tamaño del genoma es uno de los fenómenos evolutivos mejor caracterizados en organismos intracelulares, cuyo fin es ahorrar y evitar el mantenimiento de los procesos biológicos redundantes y costosos. Las bacterias endosimbióticas de los insectos son ejemplos de economía biológica llevados al extremo porque sus genomas se reducen dramáticamente. Estas bacterias son inmóviles, y sus procesos bioquímicos están íntimamente relacionados con las de su hospedador. Debido a esta relación, muchos de los procesos en estas bacterias se han perdido o han sufrido una significativa remodelación a fin de adaptarse al estilo de vida simbiótico intracelular. Un ejemplo de tales cambios es la estructura flagelo, que es esencial para la motilidad bacteriana y la infección. Nuestro análisis indica que los genes responsables de la síntesis del flagelo se han perdido parcial o totalmente en la mayoría de simbiontes intracelulares del grupo de las gamma-Proteobacteria. Análisis genéticos de comparación muestran que los genes flagelares se han perdido de forma diferencial en las bacterias endosimbiontes de insectos. Sólo las proteínas implicadas en la exportación de aquellas proteínas que tienen parte en la vía de síntesis del flagelo (sistema de secreción del tipo III y cuerpo basal) se han mantenido en la mayoría de los endosimbiontes, mientras que las que participan en la construcción del filamento y el gancho del flagelo se han preservado solo en algunos casos, lo que indica un cambio en el objetivo funcional de esta vía sintética. En algunos endosimbiontes, los genes que controlan el interruptor de cambio de exportación y la longitud del gancho han sido sometidos a la divergencia funcional, como se muestra a través de un análisis de su dinámica evolutiva. En base a nuestros resultados, sugerimos que los genes del flagelo han divergido funcionalmente como para especializarse en la exportación de proteínas de la bacteria al huésped”. [13]


En otras palabras, el TTSS es el resultado de un proceso degenerativo; no es un proceso creativo de algo estructuralmente nuevo, o en sentido cualitativo, que no estaba ya allí.

Sin embargo, es muy práctico iniciar la explicación de un sistema muy complejo comenzando en el medio —o lo que podría parecer en un principio. De las más o menos 27 partes de proteína utilizadas en la estructura flagelar, 10 de ellas son homólogas a las proteínas del TTSS. Una de esas 10 es la proteína "FliI". FliI es una ATPasa que está anclada al lado citoplasmático de la membrana interna y probablemente suministra energía para la síntesis de la maquinaria y/o el transporte de las proteínas secretadas, las cuales se capturan selectivamente desde el citoplasma con el propósito de ser exportadas al exterior. Luego, están las proteínas que componen el aparato de transporte que está ubicado en la membrana interna y probablemente formen el canal de conducción proteico. Entre estas estan FlhA, FliP, FliQ, FliR, y FlhB. El homólogo flagelar del ​anillo MS es la FliF y el homólogo del anillo C está constituido por la FliN y la FliG. La última parte de proteína, FliH, tiene una función desconocida.

Parece entonces que la mayoría de estos 10 homólogos flagelares son necesarios para la función del TTSS. Por lo tanto, la hipótesis de proto-TTSS es una linda manera de empezar a explicar la evolución del flagelo. El hecho es que el TTSS es muy complejo en sí mismo y esto sólo suma a la idea de que el TTSS no evolucionó a partir de un sistema de complejidad menor, sino que surgió de un sistema con complejidad mucho mayor (el flagelo plenamente desarrollado) a través de un proceso de eliminación de piezas pre-existentes, y no la adición de nuevas piezas. Obviamente, es mucho más fácil extraer fragmentos del mismo y mantener a las sub-funciones que ya se encuentran allí, que añadir nuevas piezas a las sub-funciones a fin de obtener funciones de nivel superior que sean beneficiosas y que, hasta ese momento, no existían.

Añádase a esto el hecho de que algunos de los homólogos entre el sistema flagelar y el TTSS no son tan homólogos. La FliN en el TTSS es sólo homóloga a ~80 residuos C-terminales de la FliN flagelar (de 137 aa). Hay muy poca similitud de la FliG, y la FliF del TTSS  carece de los dominios C- y N -terminales que están involucrados en la formación del anillo MS. Todo lo que queda de la FliF son 90 de más de 550 residuos de aminoácidos que se encuentran en la flagelar. La implicación funcional inmediata que trae es que el TTSS no puede girar. La evolución de la capacidad de rotar implicaría la adición de un número considerable de residuos específicos.

En resumen, la aparición del TTSS en sí es difícil de explicar valiéndose del uso de mecanismos evolutivos carentes de inteligencia. Todavía no he tomado nota de algún intento razonable de explicar cómo un sistema como el TTSS podría haber tenido en su evolución brechas selectivamente neutras lo bastante pequeñas como para ser atravesadas por mutaciones al azar de cualquier tipo.

Matzke y otros evolucionistas responden a este tipo de problemas sugiriendo que debe haber algún homólogo aún no descubierto del aparato secretor del flagelo y resta ser encontrado:

“Si los sistemas de virulencia de tipo III derivan de los flagelos ¿cómo demostraríamos nuestra hipótesis de que el sistema de secreción de tipo III es ancestral a los flagelos? La cuestión se resolvería si homólogos no flagelares del aparato de exportación de tipo III sean descubiertos en otros phyla bacterianos, y que se encuentren desempeñando funciones que podrían ser útiles en un mundo pre-eucariota. Que tal observación no se haya hecho aún es un argumento válido contra el modelo presente, pero al mismo tiempo sirve como una predicción: el modelo se reforzará considerablemente si se descubre ese homólogo. Por el momento, es fácil sugerir que la falta de descubrimiento de un homólogo tal se debe a la falta de datos”. [1]

 ¿Así que, por el momento, la evidencia de la evolución del primer paso en la síntesis flagelar se oculta de manera segura detrás de la "falta de datos"? ¿Dónde está la explicación "detallada" de la evolución flagelar aquí? Bueno, Matzke y otros en realidad imaginan lo que podría haber ocurrido al evolucionar el primer proto-TTSS. El origen de este proto-TTSS comienza con el homólogo de la FliF, un complejo proteico que constituiría un poro en la membrana. FlhB, el complejo proteico que controla el tipo de proteínas que es secretada a través del poro, posteriormente se une de alguna manera a FliF. FlhA, cuya función es desconocida, se añadirá también para que junto con la proteína FlhB, el poro de transporte pasivo se pueda convertir en un transportador específico de sustrato. De dónde podrían haber llegado la FlhB o la FlhA o qué otros roles podrían haber tenido, no se discute, ni tampoco está claro cómo es que sus capacidades selectivas hubieran sido necesariamente útiles, especialmente si se seleccionaran las proteínas incorrectas para el transporte.

De todos modos, una vez que las proteínas FlhB y FlhA se combinan con la FliF, se necesitará algo de energía para que ocurra el transporte activo. Ahí es donde la FliI viene al rescate. Lo propuesto es que la F1-αβ ATPasa, un heterohexámero formado por α-subunidades (no catalíticas) y β-subunidades (catalíticas), la cual puede encontrarse en muchos tipos de bacterias, evolucionó a partir de un ancestro común con la FliI (un homohexámero compuesto por subunidades catalíticas que constituye la fuente de energía para el TTSS) ya que la Flil comparte ~30% de homología con la subunidad F1 de la F1F0-ATP sintetasa. No hay disponible ningún protocolo detallado de cómo pudo suceder esta evolución, mutación por mutación. Simplemente se da por sentado. Descuiden, dada la suficiente fe en la evolución como una fuerza creativa, no se necesitará ningún detalle aquí.

Por supuesto, una vez que la Flil se encuentre presente, será fácil de insertar esta fuente de energía al poro constituido por la FliF ¿verdad? No tan rápido. La FliI no se puede conectar directamente a la FliF. Se requiere otra proteína denominada "FliH" para lograr que la ATPasa FliI se pegue a la FliF. De dónde vino la FliH o cómo podría haber evolucionado milagrosamente la capacidad de unir a ambas, FliI y FliF, de la manera correcta, no es del todo clara. Pero el asunto se pone aún más complicado. Otro complejo proteico, conocido como "FliJ", precisa interactuar con la ATPasa FliI y con la FliH antes de que cualquiera de los componentes flagelares pueda ser exportado.

Por lo tanto, para activar la exportación de proteínas en el TTSS primitivo, se necesitan tres complejos de proteínas organizados entre sí (FliI, FliH y FliJ) —y esto es sólo la versión imaginaria. Las otras partes del aparato secretor,  como la FliOPQR , simplemente no se discuten en el modelo gradual "detallado" de Matzke de la evolución flagelar, debido a la "falta de datos".

Además, ¿qué sucede con el argumento de que las similitudes entre la F1F0-ATP sintetasa y el aparato de exportación flagelar tipo III apoyan la noción de que comparten un antepasado común?  Matzke añade: "Individualmente, las similitudes que se citan son fácilmente atribuibles a la casualidad, pero juntas son, al menos, sugerentes. " [1] Esto suena más bien a que existen lagunas bastante grandes en esta hipótesis. Al menos, de estas brechas, no se discute ningún tipo de detalle en el modelo de Matzke ni en ningún otro modelo que yo tenga conocimiento. Estos pasos o saltos, que parecen requerir cientos de diferencias genéticas bastante específicas, son simplemente pasados ​​por alto concluyéndose que:

 "El evento clave en el origen del sistema exportador del tipo III fue la asociación entre una F1F0-ATP sintetasa y una proto-FlhA o FlhB en el interior de un proto-anillo FliF, convirtiendo un transportador pasivo en uno activo. Dado que se sabe poco acerca de los detalles del acoplamiento de la actividad ATPasa al sistema exportador de proteínas de tipo III, este paso sigue siendo especulativo." [1]

 ¿Especulativo? ¡No bromees! Yo que había pensado que este trabajo iba a ser una explicación "detallada" de la evolución del flagelo. Hasta el momento, parece ser una especulación bastante superficial.

                                          Vea la parte II haciendo Clic Aquí


Autor: Sean D. Pitman. Estudio en la Escuela de Medicina de Loma Linda University durante 1993-1997. Hizo su residencia en patología en el Centro Médico de Loma Linda University entre 2001-2005, y posteriormente trabajó en el área de hematología en City of Hope National Medical Center, durante 2005-2006. Tiene diversas publicaciones científicas.  

 Traductor: Daniel Alonso - Estudia Licenciatura en Ciencias Biológicas en la UNT, Argentina.



REFERENCIAS:

[1] Nicholas Matzke, Evolution in (Brownian) space: a model for the origin of the bacterial flagellum, talkreason.org, 2003 (http://www.talkreason.org/articles/flagellum.cfm)

[2] Anand Sukhan, Tomoko Kubori, James Wilson, y Jorge E. Galin. 2001. Genetic Analysis of Assembly of the Salmonella enterica Serovar Typhimurium Type III Secretion-Associated Needle Complex. J. Bacteriology 183: 1159-1167.

[3] Macnab, R. M., 1999. The bacterial flagellum: reversible rotary propellor and type III export apparatus. J Bacteriology. 181 (23), 7149-7153.

[4] He, S. Y., 1998. Type III protein secretion in plant and animal pathogenic bacteria. Annual Reviews in Phytopathology. 36, 363-392.

[5] Kim, J. F., 2001. Revisiting the chlamydial type III protein secretion system: clues to the origin of type III protein secretion. Trends Genet. 17 (2), 65-69.

[6] Plano, G. V., Day, J. B. and Ferracci, F., 2001. Type III export: new uses for an old pathway. Mol Microbiol. 40 (2), 284-293.

[7] Nguyen, L., Paulsen, I. T., Tchieu, J., Hueck, C. J. and Saier, M. H., Jr., 2000. Phylogenetic analyses of the constituents of Type III protein secretion systems. J Mol Microbiol Biotechnol. 2 (2), 125-144.

[8] Macnab, R. M., Science 290, p. 2087

[9] Macnab R. M., Bacteria create natural nanomachines, USA Today, 2005 (http://www.USAtoday.com/weather/science/aaas/flagella121500.htm)

[10]May Kihara, Gabriele U. Miller, and Robert M. Macnab, Deletion Analysis of the Flagellar Switch Protein FliG of Salmonella, J. Bacteriol. 2000 June; 182(11): 3022-3028. (http://www.pubmedcentral.nih.gov/articlerender.fcgi?artid=94485)

[11] Bjorn Grunenfelder, Stefanie Gehrig, and Urs Jenal,Role of the Cytoplasmic C Terminus of the FliF Motor Protein in Flagellar Assembly and Rotation, Journal of Bacteriology, Mar. 2003, p. 1624-1633 Vol. 185, No. 5 (http://www.pubmedcentral.nih.gov/picrender.fcgi?artid=148050&blobtype=pdf )

[12] Todas las animaciones presentadas en este ensayo son fruto del esplendido trabajo de Keiichi Namba et al. del ERATO Protonic NanoMachine Project (http://www.npn.jst.go.jp/index.html )

[13] Mis agradecimientos a Mike Gene por la excelente información  dada sobre el falgelo bacteriano en este website: (http://www.idthink.net/)



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